jueves, 14 de marzo de 2013

FUMATA BLANCA


Hay días terribles, serán las hormonas, pero a veces, solo a veces, parece que el universo se conjura en contra nuestra y ya nada puede salir bien. Nos levantamos y si tenemos la suerte de poder escuchar las noticias, mientras apuramos un café sacarinado, nos desgajan el alma y ya nos amargan el día. Nada, ni nadie, parece salvarse, todo es critica gratuita y despellejarse a manos llenas. Hasta los acróbatas de “mira quién salta” terminan por darse mamporros, a fuerza de poner la mano en la audiencia y querer ganarse unos euros. Es curioso verlos en bañador, porque las carnes no perdonan y “perdemos mucho en paños menores”, como decía mi abuela, y más si nos lanzamos de cabeza, acojonados, sin saber adónde, que es lo que hacemos muchos españoles que nos hincamos cada día la esperanza en la chaqueta y salimos a paso firme a batirnos en duelo con la realidad.                                                                                                                       El otro día , un amigo periodista, se enfadaba por el fraude del sacadero, más bien coladero , de dinero de caja canarias a costa de la fusión, absorción, de la Caixa , pero si miramos a nuestro alrededor, es lo que hay, gente que vulnera la norma para colarse por los lados, para sacar ventaja, desde los mandamases del país, hasta las cloacas, siendo más fácil ver a un mendigo rumano, devolviendo una cartera llena, que a un político, si no lo enfoca la televisión, dando pan a un hambriento.                                                               Las mujeres nos peleamos, no por otras mujeres, sino por sabotearnos, por jodernos y aplastarnos y a mi hija le cortan el traje nuevo, porque la señorita se lo había alagado, pequeña muestra que vale lo que un botón en la túnica de un purpurado.                                                                                                                     Fumata blanca de nuestras esperanzas, que no habita en la tierra, ni la paz, ni la prosperidad y que estamos abocados a ser viejos, no tener pensión, que echarnos a la boca y morir sin que nos visiten nuestros nietos , que serán alemanes o noruegos, pobretones de capa caída y arios por entero, con cabello negro. Porque donde hay trabajo, allí se irán, ya se han ido muchos y no volverán , porque no son obreros poco cualificados que ahorren hasta en la supervivencia, para hacerse una casita en el pueblo , después de treinta años, como sus abuelos,  sino que serán pateros arreados por patrulleras, emboscados en la mar de vikingos comediantes , que frenaron a los fenicios su avance , no por guerras , sino por frío e hielo, secándoles sueños y congelándoles las túnicas purpuradas, el aceite de oliva y la simientes de higuera.                                          Hay días que son terribles , cuando te dan la espalda después que pusiste la cara, te ríen por delante y te rajan por detrás , te visitan después de años para pedirte favores y encima, si no puedes hacerlos , te insultan, porque debes ser memo y llevarlo escrito en la cara , como un logotipo que todo el mundo ve menos tú, que luces como idiota , cuando te miras a la luna del espejo y quedas reflejado.

2 comentarios:

  1. Ana, hoy dueles especialmente.

    Hay días terribles, pero incluso en ellos hay que encontrar el resquicio de la sonrisa que nos salva.

    Un abrazo

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  2. Ando bajita , Pilar. Intento no quebrarme y vosotros sois mi diván para no hundirme en la desesperación. Supongo que para eso están los amigos. Vendrán buenos tiempos y los compartiremos con risas, pero será mañana, hoy, estoy de duelo.

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