Se coló hasta la
cocina- un insolvente- en el yate de un magnate. No es coña barbera sino
verídico, pero acepto que típicamente gaditano.
Si no me creen apunten: Tenemos la bicoca que un magnate aparque el yate
en nuestro Puerto, deje caer que puede quedarse y se les cuela un intruso y le
trastea la cocina. Se
mosquea como es normal y se larga a Marruecos, aunque –después del suceso- la Autoridad
Portuaria le había puesto un guarda de seguridad enclavado en la escalerilla de
entrada.
Pagaba
el jeque más de 27000 euros al mes, lo
que da para mucho en una ciudad en la que el paro cabalga a su aire.
El intruso es insolvente como no podía ser de otro modo, porque si no por
qué iba a entrar -como Mateo por su casa- en el yate, lo mismo con la peregrina
idea de hacerse un par de huevos fritos.
Si
trabajara o tuviera patrimonio lo miraría desde lejos, jorobado o admirado,
tieso para comprarse una barquita con que navegar por la Bahía , con la
declaración de la renta apretando ya fuerte y los pagos mensuales de la
hipoteca y la Visa. El “Yas”- que así se llama el
megayate- se nos ha mudado a otros lares más asegurados y defensivos para la
propiedad privada, las cocinas ajenas y la intimidad de sus propietarios.
No
se ha debido de enterar el Jeque de dónde había atracado que aquí todo se toma
a cachondeo hasta que se nos vayan 27000 euros a la deriva por no contratar-
solo asentarse el yate en tierra patria- seguridad privada. Y
es que ahora como no tengas una alarma o un guardia barruntando por tu puerta
no eres más que un desgraciado porque los ocupas se lanzan a degüello y los
afanadores e intrusos baten claras de huevo en tu cocina para tonificarse los
glúteos. Saben
que no soy fan del estado policial , pero las empresas de seguridad se están
haciendo de oro porque los golfos apandadores no paran de hacer trastadas.
La guardia civil le echó el guante porque estuvo el hombre todo el tiempo
colaborando , que no era de armas tomar sino descuidero de los que van saltándose
controles como el que no quiere la cosa.
Luego en la cocina trasteaba haciendo ruido de samba , quizás por ver si
encontraba algo que no les sirviera que echarse al mercadillo que saben que hay
gente que acumula por acumular y eso está muy feo. Véanse programas de moda y
les dirán que hay que tirarlo todo, simplificar y sacarle los colores a las
paredes que eso de magnificar y tener cositas colgadas es de otra época. Lo
cierto es que el megayate se no escapó entre las olas preñadas de espuma por la
puerta trasera. Ya no podemos echar cuentas como “la lechera” de que vendrán
otros y seremos señorones de puerto de primera. Seguiremos viendo a los
turistas escamosos correteando al lado nuestro. Nos mirarán con sus pulseras
donadoras del todo, sin gastarse ni un ochavo que los muros que nos acunan son
historia viva que no cuesta más que suelas chancleteras. “Yas”
se nos fue y nos dejó trastocados sin que nos rozara más que la indiferencia,
yermos en nuestra endémica pasotería, en nuestra idílica vivencia sin
menospreciar el paro , ni partirnos la cabeza para ver cómo salimos de esta
inapetencia.
La Autoridad Portuaria quería que el intruso les indemnizara con 2500
euros, pero fue más listo el Emir que salió cabreado- pero haciendo la peineta-
cuando pasaba bajo el puente nuevo que lo miraba alucinado. En Marruecos no se
le subirá nadie a la cocina porque allí no gustan de Carnavales, ni de
insolvencias. Allí los intrusos son delincuentes y no indemnizan más que con
penas. Sigo con todo prefiriendo lo nuestro porque también soy anímicamente
pasota, desvencijada y rota. Ahora eso sí , métete en mi cocina y trastea, que
la vas a limpiar entera con Mistol y una bayeta que esos no entienden de
insolvencias.
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