Cuando los biólogos de
Doñana abrieron el estómago de un cachalote, hallado muerto en una playa de
Granada, no pudieron extrañarse más , de que solo encontraran plásticos en su
interior. Después llegó la certeza de que a causa de esos plásticos de
invernadero, uno de los tres estómagos del animal, había explotado ahogándolo
en su propia bilis. No se sabe dónde habitaba el cachalote , ni qué aguas
nadaba, tampoco si se había tragado el plástico, las cuerdas y las mangueras,
por kilos, por metros, por voluntad propia o por descuido o engaño, pero sí que
había muerto de asco, desnutrición le llaman los científicos, de no poder
tragar más basura , que era arrojada a su cara. A
nosotros, a usted y a mí, nos arrojan basura cada día y nos la tragamos como el
cachalote , sin darnos cuenta, de cómo nos inunda el alma con su vaciedad de
plásticos transparentes usados para la economía , como las preferentes, para la
riqueza de algunos, como los desahucios y las hipotecas, o la alta política, que la mayoría no entendemos , pero sí sufrimos,
porque los barcenas, los montoro y los otros, nos hinchan el estómago anímico y
nos queman la sangre, estando cada día a punto de reventarnos, con su estulticia
en mitad de la cara, impregnándonos, una vez más ,del barro que contenían.
Nosotros, usted y yo, somos como el cachalote , tontos nadadores en un mar que
no nos pertenece, que nos pertenecía cuando los tiempos eran otros y el hombre
y la mujer primitivos eran eso, personas, pero, no ahora, que somos votadores y
consumidores y que nos traen y llevan , por donde les da la gana, como pollos
sin cabeza y gallinas con las patas cortadas. Somos víctimas propiciatorias y
aventajadas de película de serie B, de terror gore , que damos por anticipado
el cuchillo al psicópata para que nos mate , porque en vez de correr, chillamos,
para salir bien en el fotograma y después no nos quejamos o solo un poco , que
es verdad que las cuchilladas del paro, los eres y tener que pedir a Caritas, son
una basura , pero al final se traga, el cuerpo se resiste, pero solo caerá uno de los estómagos , el
anímico y solo nos estallará el alma y como se sabe se puede vivir sin alma,
pero no sin comer. Estamos rodeados por la basura, nosotros, usted y yo,
estamos invadidos por los plásticos de los invernaderos que dieron fama y
fortuna a muchos, que salen en las portadas y dicen no tener nada que explicar,
muchos que ganan docenas de veces lo que usted y yo ganamos y que nos doblan el estómago con su
basura moral y que nos tragamos, cuando vemos las noticias o seguimos caminando,
entre lodazales, sin hacer nada. Cachalote enorme y varado en la playa, ya
apesta, no porque se hartara de tragar , sino porque ya no tenía nada que comer
entre tanta basura y se le rompió el alma, se le rompió la esperanza y hasta la
paciencia.
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