Mi abuela era genial, nunca se veía mayor, porque solo miraba hacia los demás y cuando volvía de la calle , toda arreglada y con tacones, a pesar de su viudedad temprana y recluida casi por ella, siempre decía: "he visto a tal o a cual- de su generación-y están muy viejos".
Yo, en cambio, que raspo mis dedos con las paginas del calendario, cuando veo a viejas amigas y lo digo en el doble sentido, me veo vieja, yo, cansada y perdida,yo, en un mundo que está hecho para gustarte y encariñarte con él aunque te putee, el muy capullo.
Lo malo de gustarte la gente, de observarla, de mirarla cuando no te ven y de sorprenderte, cuando te deescubren mirandolos, es que vives con ellos, pez de pecera anónima pegado a cola y escamas, solo vivo a través de los ojos de ellos y viejo, por ellos, y cansado por ellos y en paro por ellos y sin los tacones, ni la negrura de mi abuela, solo lo que ellos quieran , porque como cambian en miles de rostros y piernas y sonrisa o llantos, te mueven, cometa loca, por donde sople la brisa.
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