Después un día empecé a cambiar, a metamorfosearme en lo que ahora soy, que ciertamente no se qué es y ya no me gusta felicitar , ni que me feliciten , lo más saber que todos ustedes están bien y que siguen ahí, al pie del cañón por los suyos, que, en mi mente, somos todos.
Lo mismo después de tanto tiempo, lo bueno sería felicitarnos todos por estar aquí, por pisar tierra y no que nos pise ella, que no nos entierre en vida , con depresión o miseria y que la trasplantemos a ella, en parterres, en macetas de plástico o de loza, da igual, sacándola a tomar el sol, encharcada por las lluvias o naciéndole matas de garbanzos, en el vientre, del experimento, del colegio de los niños.
Lo mismo lo bueno es estar y ver nacer el sol en la cama durmiendo al lado de nuestra pareja y no comer porque sean fiestas, sino comer porque otros no pueden y estamos demasiado lejos para pasarles un plato de lo nuestro, que tan a gusto pasaríamos y aún queremos soñar y no se nos traba la lengua y resistimos, porque resistiremos y caminaremos con paso tal vez no seguro , pero sí acompañados, con los nuestros, que nos felicitaran con la mirada , por hacer camino al lado suyo.
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