lunes, 20 de abril de 2020

Una urraca bailando

Animales: Australia abate a la urraca asesina que les atacó ...
Las calles se han desertizado como el Amazonas o los Océanos. Han diluido los humanos su corporeidad , que no su tan cacareada humanidad porque nunca fue tal. Hemos cometido tantas barbaridades que hay libros de Historia contándolo como para inundar miles de mares. Y sin embargo la Tierra nos perdona. Sigue habiendo primavera, aunque no estemos para jorobarla. Los camiones de reparto van a cuentagotas dosificando sus mercancías. Pronto también nosotros dosificaremos nuestras ganas. Nunca pensé vivir en una distopía de pestes medievales retrotraidas al presente. Tenemos teléfonos móviles y aviones, pero caemos por un virus invisible que nos masacra. Las grandes economías nos miran de lejos y se refuerzan fronteras y las uniones tan perseguidas caen como el telón de acero por su propio peso. El calor humano es esquivo y sin embargo tan preciado como los besos y los abrazos que trasfunden almas y realidades parejas. Hemos llegado al culmen de nuestra evolución e individualidad, encerrados cada cual en nuestra cueva. La subida de una persiana denota vida ajena. Tras los visillos congregada están los que ayer llenaban calles y plazas. El conductor de autobús sonríe sin mascarilla. Le doy los buenos días y unas efusivas gracias.
He visto una urraca feliz porque comprende que la especie dominante tiene miedo. Bailaba sobre la calzada, pletórica de esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario