Si tienes la mala
suerte de que en uno de los pisos de tu bloque se tontee con la droga, lo
tienes muy duro. Tampoco lo tienen fácil los nacionales cuando llegan y ven
cosas que a otros muchos nos espantarían. En
esta misma semana, en Urquinaona, una ciudadana alemana se quiso meter un viaje
en el cuerpo. Luego de hacerlo va al cuarto de baño a practicar sexo, que ya
saben que no hay mejor triunvirato sexual que una bañera, un wáter y un lavabo
después de endosarte un alivio narcótico. Cuando están en plena
faena, la teutona y su lover adecentando el cuarto de baño con sus epiteliales,
la moradora de la vivienda se da cuenta
de que le han volado 60 euros, unas pastillas de metadona y el teléfono móvil. No
la reconcome un segundo la duda, sino que sabe que la culpa solo puede ser de la que retoza en el baño tan a gustito porque
siempre fue seguidora fiel de la dialéctica hegeliana. Entre chamuscada y peripatética, busca a su
hijo por todas las habitaciones para que la ayude a dejarle claro( a esa
criatura) que nadie se ríe de ella y menos en su casa. Entran en el baño como en el
camarote de los hermanos Max, sorprendiendo a la pareja que dirime sus
cuestiones carnales sobre el lavabo en postura no muy defensiva para lo que les
cae encima, moradora e hijo con amenazas e insultos. Al parecer, según la víctima, les
arremetieron con todo lo que se les vino a la mano, incluido un cuchillo con el
que le rajaron el brazo. La sacan del baño a la fuerza y en la cocina intentan
rematarla con un disco de pesas. Sí, han leído bien… un disco de esos de metal que
usamos para levantar peso. El que lo levante. Ese. En la cabeza. Queda petada. Cómo no!!!
Pero eso ya ven ( como el pollito que cayó en el excremento de vaca) es su
salvación, porque al no verla moverse la dan por muerta y paran de zumbarle.
Corre que se las pela, en pelotas casi picadas, a traspiés y con los vecinos
alucinados como si fueran Carnavales fuera de fecha. La moradora suponemos
que en la huida la pondría de todo menos de “bonita”, pero el hijo( más dado a
las extraescolares en su infancia) enganchó varias macetas para arrojárselas
como si fueran discos- o jabalinas- en Olimpiadas caseras. La alemana zigzaguea
en la bajada, que podía estar entonada
con la droga pero la supervivencia manda y que le cojan y te corten un final
feliz para darte somanta de palos, te abre con meridiana claridad las expectativas
de continuidad vital que quieres en ese instante. Dicen que una maceta le
impactó en la cabeza, que también es mérito del de las pesas, que estará todo
el día el angelito sin dar palo al agua más que dispensar amor y salvoconducto
a mamá, con las pesas arriba y abajo y los músculos en litigio con las ideas filosóficas
hegelianas de la familia. Los vecinos a estas horas ya
estaban a tope. Vamos estaría las criaturas a tope desde que cambio el censo de
la vivienda integrándose esta ilustre comitiva. Pero ese
día en concreto con los gritos, las amenazas, los golpes y lo demás ya habían agotado
las llamadas a la centralita de Comisaria de policía. Cuando
llegaron los Nacionales vieron el estropicio de macetas, la moradora y el hijo
ya medio calmados, los vecinos en zapatillas, los ojos exaltados y la alemana
en un garaje, casi desnuda como su madre la trajo al mundo , llorando a siete
mares, llenita de cardenales y ensangrentada como si fuera Halloween. Hay incluso algún vecino( con ganas de guasa) que
dice que cantaba por lo bajini un aria de Wagner. Lo más grande es que la
cabeza la tenía llenita de tierra de maceta. Los nacionales
detuvieron a la madre y al hijo restableciendo la paz en Urquinaona que era un
obispo nacido en Cádiz que da algo más que letras de carnavales y alemanas
corriendo cuesta abajo por las escaleras, mientras le arrojan ramos de flores
con una maceta incorporada .
No hay comentarios:
Publicar un comentario