Entró en su casa para
pedir auxilio y salió, a los cinco minutos, en brazos de su padre casi muerto.
No sé sabe qué pasó, pero se investiga, entre otras muchas posibilidades que
fuera uno de los tres mil suicidios que se dan en nuestro país, cada año. Los
niños son fruta preciosa, pero difícil de manejar sin que se poche. Si no me
creen, pregunten al pederasta que se nos escapó de las manos con 72 años, tipo
abuelito venerable, y que seguía con sus andadas en Ámsterdam. O al abuelo que en las afueras de un colegio,
se resistió a los policías que intentaban mediar en una riña de niños de
preescolar que se había ido de las manos. Y es que las manos ahorcan, ahogan y
asfixian. Y son de alguien, tenga la edad que tenga, que se le llama jugar a
tener muy mala baba y sin consecuencias penales, que no hay como ser menor en
este país, para amenazar al Director de tu centro con que le prenderás fuego al
colegio y luego salvarte a tiempo , con una expulsión prolongada. Es como Gran
Hermano, la rueda de la vida, en manos de una quiromántica falseada, a los
ritmos de los políticos tocándonos a todos las maracas. La gente está que trina, por eso se va
de vacaciones y a la vuelta de Semana Santa no había más que embotellamientos y
atascos en las carreteras. La gente se está animando a comprar porque los
bancos venden lo que desahuciaron a los
que creyeron que la economía nunca caería y que se fueron con ella al retrete ,
de buscar trabajo sin encontrarlo. Esa casa perdida, medio pagada o incluso
pagada casi del todo, ahora sale a buen precio, siendo botín codiciado por
quién quiere casita a pie de playa , por poco dinero. La economía vuelve a
rular y los políticos a negociar y a llevárselo calentito que los sillones son
de piel y no de eskay sufridito. Ha
muerto un crío en Jaén y no iba al Instituto como el amenazador con los fuegos
eternos, sino que estaba en Primaria y solo fue a jugar, pero regresó para
morir en brazos de su padre, con signo del mismo ahogamiento que tenemos los
que no sacamos resuello por mucho que abramos la boca. Al menos el abuelo
político de Málaga puso el pendón bien alto y como al parecer era su amada, la
abuela del niño de 4 años que era protagonista de la riña, la que comenzó la
trifulca con los padres del otro, pues debe de estar congratulándose, hasta que
tenga que asistir a la reunión del colegio y le pongan la cara colorada por
darle tan malos ejemplos a los niños. Pero le dará igual,
como al pederasta huido a Ámsterdam, porque hay algunos que les repampinfla
todo, los tres mil suicidios al año, el cambio climático, las riñas de los
niños de preescolar o los ahogamientos investigados.
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