lunes, 10 de noviembre de 2014

EL DUELO


Cuando leo según qué noticias me acuerdo, porque brotan los silencios. Lo sé, es el duelo no sufrido, la certeza de la pasada que nos hace el tiempo o que ya definitivamente nos cercena el invierno. Que Prada tenga nueva novela, que sea de épocas pasadas o de victorismos, con los últimos de Filipinas, me ha evocado a mi amigo. Ganas me han dado de coger el auricular y colgármelo al alma y preguntarle, cómo  le parece que va la plaza. A Ramón no le gustaban los toros en la plaza, aborrecía a los machistas y odiaba a los pederastas. Recuerdo haberlo escuchado decir el primer taco referido al asesino de MariLuz, que ni nombre tiene. Nos llevábamos bien por una extraña conjunción astral en la que uno da y otro recibe , sin saber cuál es cuál en cada momento. Pero tenía su punto débil y era la política, los acontecimientos y verlos desde su perspectiva que a mí me llenaba de equilibrio y seguridad , por ser tan contrarios a los míos. Aún así nunca peleamos, porque cuando algo no me gustaba, miraba más la amistad y callaba y entonces él se daba cuenta y se disculpaba , llamándose pesado. Le dije en vida todo lo que pensaba de él y todo lo que significaba para mí , así que debía tener más que pasado el duelo , porque además hace ya mucho tiempo , desde la no despedida. Pero en estos días en que el cielo se empantana, los rayos de luz se van a la cama temprano y el teclado se resiste, mi mano ansía coger el auricular , marcar un número que ya no le pertenece y escuchar su voz cambiar , al saber que yo estoy al otro lado. Las cosas que han pasado, los cambios políticos y los corruptos, qué cantidad de minutos en línea nos habrían reportado, cuántas risas y cuántos enfados , porque era visceral e idealista. Pero también cuánto pesar quitado, cuánta sensatez en tantas cosas banales , que no podía hablar con nadie , porque nadie conocía tan bien todas las aristas y todas las caras, pertrechadas, tras mi estampa. Nadie nos conoce totalmente , eso lo saben bien en “barrio sésamo” que te dicen aún sin aprender a leer que una misma persona es padre y es hijo, es maestro y jugador de baloncesto, pero muchos lo hemos olvidado y nos afanamos en ser, como en el face lo que siempre hubiéramos querido ser para que nos quieran, para que siendo seamos, lo que nunca hemos sido. Dicen que la creación debe ser una con ella misma sin importarle nada, pero a mí, me importaba él , no hacerle daño con lo que pensaba y me ceñía, me traspapelaba y eludía , para no lastrar aún más una vida , ya tan apagada y quieta y sin embargo tan viva, tan nueva y con tantas búsquedas , que ni una silla de ruedas , ni un respirador siempre colgado de la mandíbula, podía mermar ni un ápice. No somos desechos por desfallecer, ni maravillas por saltar a ratos, no por ir con corruptos, corruptibles, ni por criticarlos, libres de culpa, somos los que somos en nuestro interior, adobado de fantasías, de medias verdades, de mentiras incuestionables y por qué no , de mucha verborrea que nos sale por las orejas para inundarlo todo. Mi amigo se llevaba una semana para hacer un artículo que era la mitad de la mitad de éste , pero que precioseaba durante esos siete días para que los lectores paladearan las comas y entendieran el mensaje que llevaban implícitos cada uno de ellos. Porque había que decir algo, había que transmitir algo y que gustara, que hiciera sentir bien. Pero yo no me siento bien , porque fallezco, se me hinchan las narices y no estornudo, porque no es alergia, es asco, que es duro de decir, pero que llevamos atesorado, muchos, mucho tiempo y que no reseca , ni curan los nuevos movimientos porque somos de raíz parada, ni tampoco las ONG , porque somos de matriz solitaria. Estamos encadenados a un cuerpo que no nos gusta , a una cabeza que no riela y a unas piernas que nos duelen tanto que dudamos que lleguemos , como mi amigo casi a los noventa, por eso no sanamos del duelo y no queremos hacerlo , porque nos esperanzaba su voz y nos secaba las lágrimas . Ahora, en cambio, el auricular ya no da tono, y tampoco nuestra garganta.

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