viernes, 28 de marzo de 2014

UNO DE CADA CIEN

Es tan difícil encajar un buen texto , como sacar plaza de policía local en San Fernando. Se te enredan las palabras en el paladar y se te hincan- ahí mismo- dejándote sin habla, porque eres pez sin agua y vagina sin orgasmo. Un texto no son más que palabras, caracteres espaciados que componen un organigrama, una escena o una chanza. Y aún así persistes, porque eres necia de palabra y sobre todo de obra inconclusa , como el escultor de Fabra , que se quedó con el pañuelo erguido y la escultura tirada. La NASA pide gente para ir a Marte, pero se te pasó la fecha de caducidad y ya te venden en el estante de los perecederos , al treinta por ciento menos. Sabes que regateas la tregua, que juegas el descuento y aún así , enhebras algo que parece tener sentido hasta que lo mandas  al redactor, sale publicado y eres consciente de que has estado abonando y no precisamente la tierra. Si pidieras entablillarte los sueños , éstos te darían la solución , porque la hay, que es mediar sin decir palabra entre lo irreal que esconde la almohada y el breve despertar de los ojos entrecerrados , que se abren al nuevo día. Es en ese segundo, en el que todo te reviene a la mente , cuando te das cuenta , una vez más que has perdido, que se te han perdido , los mejores cuentos , ese artículo que debería hacerte brillar y esas frases lapidarias que se te ensartarían en el cuello , como si fueran un collar de diamantes. Aún así , Caperucita roja , ajada por caminar por el mismo sendero , esperando al lobo, día a día , pernocta la noche, la acuna en sus bracos y la desea, más que las contracciones uterinas y el vaivén de caderas, porque la noche es vida y en ella, todo se transforma en sueños y la mente ágil no se persigna a una señal , sino que salta donde le viene en gana y tú vuelas, mutas o escarmenas, la larga trenza volátil de una mosca en vinagre. Encajar un buen texto es propósito banal y con bocanada de fracaso tatuada en el aliento, sin semanas de trabajo, ni peonadas que lo valgan , porque es irresoluto como esos grandes premios, que están dados , aún antes, de confeccionarse las bases. Y aún así perseveras , porque te hicieron de sangre y vísceras del barro y eres mujer y por ello peripatética espora que quiere injertar su ADN en algo que sea llevadero y persistente , como el tiempo, la luz o la invención.                                             Hay uno de cada cien opositores que será policía urbano, que transitará calles y pondrá venerables multas de tráfico,  por aparcar en doble fila. En cambio , Caperucita ajada nunca verá los dientes del lobo morderle sus braguitas, ni enlazará frases perfectas, lo más encontrará una loma y el poniente le cortará la cara, haciéndosela brillar

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