El día después de reyes
magos , con las cajas – vacías – de los juguetes, sobresaliendo de los
contenedores de basuras, se dice que las campanas del Apocalipsis sonaron en
Cádiz y que hasta en Ceuta puede que se oyeran. Hay un testigo del hecho , paisano
mío, con audiciones movilísticas de prueba, de profesión carpintero, como aquel
otro visionario, que no escuchó el fin del mundo , sino que inició una nueva
era en él.
El Jum es un seudo fenómeno acústico de impresionantes dimensiones,
tanto , que como ya les digo, dicen que repercutió en varias ciudades. No es
nuevo, sino que hay localidades inglesas donde , según dicen , lo sufren desde
hace muchos años. Puede que la clave del origen de estos
hechos , no sea otra que las filas de inmigrantes dispuestos a pasar, como sea,
las vallas de Melilla, porque ese rugir agudo que se te mete en el alma y que
hasta te despierta , para no poder volver a conciliar el sueño, puede que provenga del miedo de algunos a las
“oleadas de inmigración que vienen a caérsenos encima” , como dijo uno de los
inventores de ese nuevo partido político que nace con el nombre de Vox, como la
editorial de diccionarios. Las oleadas es
lo que tienen, gente perdida sin rumbo, en mitad de la noche , grabados por los
helicópteros con infrarrojos, sin alma ni concierto, meras figuras , una tras
otras, acompasadas en pasos desiguales y muy tajados por el hambre. También
hay miles de gaditanos tajados sin
trabajo, “pero con internet”, como dicen que dijo la señora alcaldesa , que no
entendía como corre el dinero para comprar megabits y no pan, sin que
entendamos los ciudadanos como los hospitales se inauguran cuando va a haber
elecciones y en cambio se practican tajadas de pícaro, cuando ya se han ganado. Lo del Jum, The Hum, en
inglés de Oxford, puede también que sea la mala conciencia de algunos, no del
carpintero, con su móvil de enseña, ni de otros que dicen haberlo oído, sino
la de muchos que se están forrando los
bolsillos con sus estrategias, muchos que mandan a un trabajador a pedir
limosna, antes que reconocerles sus derechos. Por otra parte , como ya saben
, si de vez en cuando les da por perder el tiempo conmigo, no le doy mucho
crédito a lo del fin del mundo y menos en Cádiz, que se salva de todo, no
porque seamos la tierra de María Santísima como algunos pretenden, sino porque
como no sea por la voracidad de un tsunami , que vaticinan tremendistas, aquí nos quedamos
obsoletos y peripatéticos , otros tres mil años.
La vida cambia para peor, para encogérsenos más encima nuestra y los
partidos extremistas que llegan con la crisis , ya afloran, como las setas
sobre tierra putrefacta y podrida. Hemos abonado nuestra limitación y hemos
abandonado nuestros sueños, hemos pagado prendas al pregonero y sacado los
trapos sucios a relucir al sol de enero. Nos hemos quedado secos y Gamonal no
son más, Vox populi, que “alborotadores y gente mala, revenida que quiere
sacarnos de nuestras casillas”. Miraremos para otro lado para no ver la carrera
de inmigrantes, ni sus ojos llenos , ni su ansia de libertad, que nosotros no
tenemos, porque no escucharemos las campanas del apocalipsis , que para eso
tenemos entradas en los palcos de primera fila y reposaremos ajustándonos los
binoculares , para ver bien al tenor cantado la novena aria, la de la despedida.
Machacarán nuestros huesos en polvo rancio convertido y lo impondrán en la
frente de nuestros hijos, no para que se sientan mortales, sino para que no
sueñen ni joroben, para que vayan mansamente en la fila, descarriados,
uniformados, vencidos, sin gamonales , que hace perder el buen sino. El
carpintero de la Calle Dacarrete , será uno más en las filas, porque gaditanea
a dos pasos, como todos, móvil en mano, estrujándose los pies para llegar a fin
de mes, escuchando en carnavales una copla que diga cómo grabó al Jum a dos
manos, que para eso en Cádiz tenemos mucho arte , igual que tiramos cocteles
Molotov para convidar a los guardias civiles , cuando hay en Astilleros
algarabía.
El Jum se ha oído estos días en Gamonal. En estado allí y me he acordado de tí. He hablado de ello quitándome con cuidado las espinas del alma.
ResponderEliminarQué bien lo hubieras contado tú.
Besos.
Quisiera el Jum atronar en cada pueblo hasta que cada un@ se levantase a exigir lo que es suyo.
ResponderEliminarQué bueno sería si consiguiéramos tan solo JUMtar los deseos
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