jueves, 24 de enero de 2013

LA INTEGRACIÓN SOÑADA


Discúlpenme que no sonría cuando veo el video de súper-Antonio, porque yo he estado en la otra cara de la luna y me llegan ecos de nombres como Miguel , Raquel,  Natalia,  Francis o  Alicia. Los colegios públicos son integradores, los políticos presumen de ello e incluso los padres lo toleramos como un mal menor. La integración no debería ser una moda, sino un hecho de convivencia, algo que nos demostrase, no que ellos pueden, sino que nosotros , como sociedad, podemos, que todos juntos podemos. Pero en realidad, los niños con una integración especial, niños con capacidades mermadas , no ya física, sino mentalmente, se las ven y se las desean para que la educación no se los trague y encuentren medios suficientes para sobrevivir y sacar cabeza sobre un mar de inclemencias. Perdonen mi pesimismo, pero he estado en el otro lado de la luna, he visto a padres llorar y a niños como Súper Antonio dejar de ser niños y convertirse en adolescentes y terminar primaria y pasar a un limbo educativo, para luego terminar como Raquel ,vendiendo huevos de Lodemar en Afanas, que no está mal, todo lo contrario, pero que no dice nada de nuestra educación para todos, más que nos gustan los sueños, las buenas palabras y muy poco las realidades cotidianas. No siento quedarme con los padres que sufren, con los que caminan al lado de sus hijos día a día y con los que se encorajan con su suerte , con los que piensan en lo que hubiera sido y aún así se levantan  y siguen luchando. Entiendo que en tiempos de crisis , donde la sonrisa se nos seca en la boca , queramos soñar y vemos en súper- Antonio alguien que puede porque se ve que puede , aunque esté anclado en una silla de ruedas y diagnosticado con parálisis cerebral, pero deberían ver como yo he visto enfermos de parálisis cerebral , abatidos en su silla de ruedas, casi sin poder hablar o tragar como Natalia, con sus padres siempre cerca, siempre cariñosos, llorándola en su funeral, porque no llegó a los diecisiete , ni pudo jamás incorporarse, ni expresar cuánto quería a su madre. Me encantan los finales felices, los videos que nos hacen reflexionar, pero hagámoslo pensando en ellos, no en nosotros , que somos demasiado dados a ponernos a dos patas y echar a andar, especie que quizás en Atapuerca sabía lo que era un clan y cómo protegerlo, pero que ahora ha aprendido a medrar, palabra maravillosa para muchos , pero no para Reyes,con un hijo especial de siete años, con el que algunos niños en el recreo no quieren jugar. Estoy con los padres , siempre estaré con los padres, porque los he visto llorar, los he visto maldecir y suspirar, por la hipocresía imperante , por aporrear puertas que no se abren y por volver, aún así a luchar. Muchas veces no hace falta ser un héroe, solo llamarse papá o mamá.

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