Que no me dejen hablar
no me joroba, lo más me fastidia, pero lo que sí me da para hundirme en la
miseria es que me priven de sanidad pública o de buena educación, para mis
hijos, pagada con mis impuestos. Cierto
es que la libertad de expresión o de dar una charla debería ser respetado, pero,
en sensatez, hay que pensar que una persona pública tiene fórmulas magistrales para
despachar lo que le dé la gana y el ciudadano – en cambio- no está en igualdad
de condiciones para expresar lo que siente y piensa y la mayoría de las veces
solo cuenta con el abucheo o el pataleo, porque ya no le queda más. A mí que
Wert tildase de fascistas al personal que no le dejaron dar su charla , me
parece exaltado como poco y desde luego fuera de lugar , porque yo llamo
fascista a otros hechos que se refieren más a cabalgar de madrugada , en un
camión requisado, por la calle San Juan, recogiendo a gentes dormidas,
subiéndolas a oscuras en un camión y despidiéndolas a golpes de salvajada , en
las tapias del cementerio de la calle más arriba. Claro que para eso hay que escuchar a la Pimpina
como lo contaba rodeada de sus hijos , todavía en voz baja por el miedo , miedo
que no vi en Wert ante los abucheos, sino desprecio y ganas de revancha, de
instar reales decretos que mangoneen la educación hacia la veleta que más le
interese, dejando a esa mancha de abucheadores , a pie de bota ,que meter en cintura.
Ya
ven para mi fascismo es más, traído a nuestros tiempos, no concertar con el
resto de partidos políticos , basándose en una mayoría y no en los programas
electorales , no pensar en los padres , ni en los alumnos, a la hora de no dar
becas o ayudas , ni para comedores, ni para transporte , ni para calefacción de
centros de secundaria, ni para matricularse en universidades. También me parece
fascistoide no dejar a los ciudadanos manifestarse en un sitio público o mandar
las fuerzas de seguridad , no a protegerlos , sino a pedirles la documentación ,
para luego saetearlos a multas. Y es que la educación es lo que tiene, muchas
argucias políticas y mucho que ya está rancio, dando directrices para mangonear
y no avanzar , sino retroceder a libros manidos e ideales de siglos pasados,
donde ni éramos más grandes, ni más iguales, ni más libres. Podríamos hacer
tantas cosas con la educación, con ganas de mejorar, que da pena, pena, de quedarnos
a la cola de todo, porque no se invierte en cultura y sí en sectarismos,
estando obligados ver cómo los políticos se colocan de asesores y los mejores de
cada promoción se nos evaporan de las manos, después de años de estudios, porque
no hay financiación para la investigación y nos los roban las potencias
europeas, después de haber invertido sangre y lágrimas en ellos.
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