Ramón Corrales tenía
una capacidad increíble para sorprenderse de todo, supongo que por eso vivió
tantos y tan felices años. La capacidad para sorprendernos tal vez no nos
sea estratégicamente necesaria, pero nos
viene muy bien para atesorar lo increíble de cada momento. Si
no díganme cómo tomarnos la sentencia por la que se condena a dos años a un
conductor que atropelló mortalmente a un ciclista y se dio a la fuga, fue
perseguido y cayó, lesionando a un policía en su intento de escaparse y aún
así, no pisará la cárcel. Increíble nos debe parecer que salga tan barato matar
, dejar huérfana a una madre, que llora desconsolada porque la justicia no le
ha hecho sentirse , ni reparada en su daño , ni comprendida en su perdida. Es
esa misma justicia la que dirime limites políticos, estrategias electoralistas
y pleitos empapelados que hacen que gobernantes que quieren seguir en la
poltrona pasen lo mismo como imputados que como demandantes, porque ya ni la
justicia es lo que era y se ha convertido, por mor de los comediantes, en un seudo-circo.
Ha
dicho el juez Pedraz que los políticos los usan, no lo ha dicho textual, pero
viene a ser el contenido y es verdad, porque la mayoría de las ruedas de prensa
seguidas de enfervorecidas acusaciones terminan en los juzgados de guardia, pasándole
la patata caliente a un juez , porque no se atreven los voceros a ponerles bozal a los que los instigan y les
llevan en volandas. Es lo que tiene el sembrar que acabas cogiendo tempestades
y la mayoría de las veces te llueve encima y los huracanes te extirpan el poco
cerebro que te quedaba. Parece increíble que un juez haya dicho que la clase
política está decadente y que nadie haya aplaudido, que no se haya escuchado un
enorme suspiro saliendo de la boca portuguesa de la marca España, porque solo
hay que escuchar a Juan Julián Muñoz Palomo explicando cómo se llevaba los
sobre de Gil en cantidades de millones y no los declaraba a hacienda , para
quedarnos alucinados y estupefactos, cuando hay tanta gente innoble que predica
que el mal de este país está en las subvenciones y las becas, en que la gente
se endeudó y nadie dice –en cambio-que los políticos no son precisamente santos
a los que ponerles velas.
Caen , no por partidos políticos, ni por
siglas, ni por eslóganes, sino que caen por corrupción , por llenarse los bolsillos,
sin importar a que partido pertenecen, porque es al pueblo al que estafan , a
esa gente que busca trabajo y no encuentra y que tiene que escuchar encima que
no lo busca con suficiente ahínco , a esa gente que no sabe si su pensión- esa
que trabajo como un mulo, muchos en la misma Alemania que ahora nos aprieta el
cuello- va a seguir dándole para comer y llegar a fin de mes y no tener que pedir
prestado , una bolsa, en el banco de alimentos.
Es
increíble que solo importemos de América las pistolas y las ganas de jorobar a
los que estudian y los tontos , más tontos, siempre encuentren el botón de
internet para hacer la puñeta y se gasten las pagas , no en comprar libros o video
juegos, que para lo que les va a dar, sino en hacer bombas y pensar en
matanzas, con lo fácil que sería acabar con toda su miseria, metiéndose, como
un secundario de “el otoño del patriarca” un cartucho de dinamita , bien
profundo, por el recto.
Pero
queremos la fama de tener buenos coches y casas de película, queremos primeras
portadas y esa fama cuesta y es ahí en Bruselas
dónde justos por pecadores vamos a empezar a pagarla, con rescate o sin
rescate, pagaremos, hasta que nos desollemos la voluntad y nos parezca
imposible que aguantemos tanto, porque es nuestro sino de buen pueblo con malos
gobernantes y malos señores, es nuestro sino de raza patria sorprendernos de
incredibilidad de ser tan mansos y tan predecibles, de asustarnos por todo y de
cogernos miedo, como la gripe española, sin vacuna , ni remisión de bonanza.
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