lunes, 8 de octubre de 2012

MISTER INCREIBLE


Ramón Corrales tenía una capacidad increíble para sorprenderse de todo, supongo que por eso vivió tantos y tan felices años. La capacidad para sorprendernos tal vez no nos sea  estratégicamente necesaria, pero nos viene muy bien para atesorar lo increíble de cada momento.                                                                                                                             Si no díganme cómo tomarnos la sentencia por la que se condena a dos años a un conductor que atropelló mortalmente a un ciclista y se dio a la fuga, fue perseguido y cayó, lesionando a un policía en su intento de escaparse y aún así, no pisará la cárcel. Increíble nos debe parecer que salga tan barato matar , dejar huérfana a una madre, que llora desconsolada porque la justicia no le ha hecho sentirse , ni reparada en su daño , ni comprendida en su perdida.                                                                                                        Es esa misma justicia la que dirime limites políticos, estrategias electoralistas y pleitos empapelados que hacen que gobernantes que quieren seguir en la poltrona pasen lo mismo como imputados que como demandantes, porque ya ni la justicia es lo que era y se ha convertido, por mor de los comediantes, en un seudo-circo.                                                    
 Ha dicho el juez Pedraz que los políticos los usan, no lo ha dicho textual, pero viene a ser el contenido y es verdad, porque la mayoría de las ruedas de prensa seguidas de enfervorecidas acusaciones terminan en los juzgados de guardia, pasándole la patata caliente a un juez , porque no se atreven los voceros  a ponerles bozal a los que los instigan y les llevan en volandas. Es lo que tiene el sembrar que acabas cogiendo tempestades y la mayoría de las veces te llueve encima y los huracanes te extirpan el poco cerebro que te quedaba. Parece increíble que un juez haya dicho que la clase política está decadente y que nadie haya aplaudido, que no se haya escuchado un enorme suspiro saliendo de la boca portuguesa de la marca España, porque solo hay que escuchar a Juan Julián Muñoz Palomo explicando cómo se llevaba los sobre de Gil en cantidades de millones y no los declaraba a hacienda , para quedarnos alucinados y estupefactos, cuando hay tanta gente innoble que predica que el mal de este país está en las subvenciones y las becas, en que la gente se endeudó y nadie dice –en cambio-que los políticos no son precisamente santos a los que ponerles velas.                                            
  Caen , no por partidos políticos, ni por siglas, ni por eslóganes, sino que caen por corrupción , por llenarse los bolsillos, sin importar a que partido pertenecen, porque es al pueblo al que estafan , a esa gente que busca trabajo y no encuentra y que tiene que escuchar encima que no lo busca con suficiente ahínco , a esa gente que no sabe si su pensión- esa que trabajo como un mulo, muchos en la misma Alemania que ahora nos aprieta el cuello- va a seguir dándole para comer y llegar a fin de mes y no tener que pedir prestado , una bolsa, en el banco de alimentos.                                                              
 Es increíble que solo importemos de América las pistolas y las ganas de jorobar a los que estudian y los tontos , más tontos, siempre encuentren el botón de internet para hacer la puñeta y se gasten las pagas , no en comprar libros o video juegos, que para lo que les va a dar, sino en hacer bombas y pensar en matanzas, con lo fácil que sería acabar con toda su miseria, metiéndose, como un secundario de “el otoño del patriarca” un cartucho de dinamita , bien profundo, por el recto.                                                       
  Pero queremos la fama de tener buenos coches y casas de película, queremos primeras portadas y  esa fama cuesta y es ahí en Bruselas dónde justos por pecadores vamos a empezar a pagarla, con rescate o sin rescate, pagaremos, hasta que nos desollemos la voluntad y nos parezca imposible que aguantemos tanto, porque es nuestro sino de buen pueblo con malos gobernantes y malos señores, es nuestro sino de raza patria sorprendernos de incredibilidad de ser tan mansos y tan predecibles, de asustarnos por todo y de cogernos miedo, como la gripe española, sin vacuna , ni remisión de bonanza. 

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