Cuando se ven españoles
haciendo cola para montar tractores, en grupos de miles, la marca España se nos
cae de las alturas. Tampoco ayudan mucho los comedores sociales, repletos, los
bancos de comida, vacíos, ni la gente de derechas quejándose de cuando las
subvenciones a las guarderías se las quitaban los emigrantes. Algo ha cambiado
pero hay quienes se afanan en tapar los agujeros para que no veamos que se nos
agrieta la casa. Los cumpleaños, por ejemplo,
es lo que tienen, que pueden ser barómetros de la crisis, indicadores de
la estulticia social de pensar que podemos seguir haciéndonos los idiotas.
Antes se asemejaban a banquetes nupciales, a comuniones anuales, sin niños
vestidos de blanco, pero con costillada a la brasa y boti-boti de a cien euros
la tarde, cabalgando en jardines de fincas ilegales, repletas de lozanía. Hoy
lo hacen entre carteles de “se vende” o “se alquila” , en casas que aún no han
sido desahuciadas, porque los integrantes del núcleo familiar andan recortados
, pero perennes en su empeño de que esto pasará cuando la gente que se
manifiesta rece un credo y digan que la culpa ha sido y será -por los siglos de
los siglos- de Zapatero. El boti-boti quedó relegado y el que hacía el agosto
con ellos, que, hasta fecha y señal pedía , para poderlo tener en toda ocasión,
debe andar en las colas de Getafe buscando un hueco para ponerle piezas al
tractor de su vida, motor de todas las aspiraciones de los sufridos parados que
quieren trabajar y mueven las nalgas con ganas para ello. A cambio del
castillito hinchable que hacía las tardes de traumatólogos más productivas y
dado que ya no les pagan las extraordinarias, se ha venido un triste payaso,
universitario en paro por más señas a embaucar a los niños, regalándoles globos
y arrastrando un baúl de pega de Ikea. Ya no hay costillas, ni jamoncito, sino
salchichón del dia y nocilla , marca blanca, una botella de coca-cola y otra de
batido de chocolate y muchas risas y muchas carreras, que , para eso es tiempo
de correr y saltar , a ver quien atrapa a la suerte , que es calva, por un pelo
de la coronilla. La lotería no nos va a tocar porque han comprado todos los décimos
en Bruselas, pero nos han dado el tocomocho y nos lo creemos como pardillos y
vemos esperanza en el futuro y a los que se manifiestan como rafteros a lo Bob
Marley, todo engrifado, pero como no cantan sino que corean , siempre los
mismos eslóganes , pues nos cansan , por eso los que gobiernan , que siempre
piensan en nosotros , mayoría borrega, nos quieren quitar esa pesada carga que
es verlos dándole trabajo de golpear y zumbarles a los policías y por eso mismo
quieren modificar las manifestaciones y las protestas, para que así no tengamos
que verlos en la televisión a la hora de la siesta y nos deje de doler la
cabeza
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