martes, 6 de marzo de 2012

LA HIJA DE CHARY ARJONILLA


La hija de Chary Arjonilla, Celia, quiere escribir y no le arriendo la ganancia, pues es éste oficio malo y que solo da sinsabores, tanto, que a mis hijos, les hago jurar , de niños, que jamás se dedicarán a él.

Tocar las teclas es como rezar en silencio, embeberte en tus pensamientos y dejarlos correr, a bocanadas entre líneas y párrafos, entre artríticos dedos que se enquistan y endurecen al paso de los folios.

Mi madre rezaba de noche, a mi lado, cuando acampábamos. Se dormía rezando con los labios contraídos sobre si mismos, ascética y de aliento encallecido por el tabaco rubio.

Ahora rezo yo, cuando me levanto a media noche o cuando- como ahora- lo paro todo para tomar aliento y pensar , no en un Dios que me lo solucione todo, sino en ellas, las grandes que poblaron mi vida y que me devuelven con su recuerdo grato ,las entrañas , los corajes, las fierezas , que solo las que parimos a diario y sofocamos el grito de dolor, sabemos contener en la yema de los dedos.

Escribir no es magia, es solo fantasía, no existe , ni es realidad, porque no está en ninguna parte, menos aún ahora que se pierde en interneses y en gente que nunca has visto , ni besado , ni tocado, ni olido y que en cambio añoras, sufres con ellos o lo que es mejor, te levantan el animo o te tienden una hipotética mano, no menos calida , ni gentil , por ello.


Somos un pueblo de idiotas y no me refiero a los de la patria compartida, sino a esta especie elegida que dejó al mundo sin neardentales con cerebro más grande y seguramente mejor corazón , que se extinguieron de puro bobo de dejarnos a nosotros "los homos" vagar a nuestras anchas.

Somos idiotas porque no vemos lo que tenemos, porque nos afanamos en casa, trabajo y vida, cuando lo que tenemos es nosotros , piel y carne, nosotros , piel y huesos, nosotros , piel y entrañas, que ya es y que debería valernos.

Un solo beso merece la pena todo un dia, un recuerdo, una idea, un esbozo de sonrisa , seguro que podría quitar toto el peso que un alma lleva cuesta arriba.

Yo no rezo, en realidad solo pienso y creo en ellas , cada día más, en las que me trajeron , en las que me guiaron, en los que me vistieron el alma y en los que me acaricieron los sentimientos.

Creo en los idiotas que igualan mis pasos, en las plegarias recogidas tras la mesa con el mantel y las migas , en los sustos cotidianos, en las mariposas que no valen para nada , solo para hacernos ver lo bello que puede ser lo efímero

Y sobre todo, creo firmemente en que los idiotas de este mundo podemos comernoslo y -además- compartirlo.

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