No sé si estarán
conmigo en que la gente echa cara, a lo que sea. Se han acostumbrado a pasar de
todo porque nuestros políticos- en versión Gran Hermano- nos estafan y se van
de rositas. Los que pagamos sufriendo no entendemos que haya otros – tan socorridos con lo ajeno-
como el jeta que encerró a su cita para sacarle los cuartos en plena motorada. Las
motos es lo que traen ...gente en moto,
que gastan y se divierten y encuentran a un maromo en la discoteca. Luego se
van a un apartamento a surcar las Américas, pero el cuento dura poco porque el
jeta se larga con la tarjeta dejando al prenda encerrado a dos llaves. No pudo -como
Rapunzel- tirar de mata de pelo, así que pidió auxilio por las ventanas. Nadie
fue a rescatarle. Desesperado, tuvo que jorobarse hasta que el jeta volvió,
contándole uno de Borges con que la tarjeta se le había caído en la cama.
Peripuesto- pero acongojado - se fue más quemado que convidado de amor. Luego
se encontró con una patrulla de nacionales a los que les contó el episodio.
Juntos fueron hasta un cajero, descubriéndose el pastel de que le habían volado
800 euros por arte de magia. La motorada ya no está
porque el mismo lunes se iban los últimos con sus motos rugidoras, con sus
ilusiones puestas en el año que viene. Los esperaremos porque dan dinero sin
necesidad de quitárselo, porque les gusta la buena vida y las playas y comer y pernoctar.
No que los estafen, ni aún después de consumar amor en paredes encorsetadas. La
gente le echa cara a lo que sea – hasta al amor espontáneo-porque les va en
ello la esperanza y porque se han acostumbrado al dinero sin ser trabajado. Lo
más irrisorio…que creen que van a seguir pudiendo hacerlo siempre, como la niña
que mima en el colegio el profesor porque la madre es una jíbara y luego la
pobre cría se estampilla en secundaria cuando el colchón se desinfla como un
globo de feria pasado por agua. La
vida es la más perra de todas las gracias porque nos estafa a todos quedándose
con los dientes que le mordemos, la lengua que la vanagloriamos, con nuestras
riquezas y nuestra trampas. Con todo, porque ya les digo que es jíbara como la madre
de la niñata que se burla de los compañeros y hace luego mohines a la Directora
para crea que es una santa. Como el de los 800 corriendo hasta el apartamento
para liberar a Rapunzel sin que le remordiera más que la coraza que le pusieron
los nacionales cuando dio trazas de presunción aun no pasada por
jurisprudencia. Con lo a gusto que venía el de la moto a darse una vuelta, para
luego ver el Puerto desde una ventana pidiendo audiencia. No tratamos bien a
los invitados que nos socorren iniciando el verano, con la buena propaganda que
nos hacen para que venga un descerebrado a robarnos la fama.
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