Se va matizando el
otoño, sin que las lluvias lo marquen, virgen como una vestal de oscuros
deseos. Los árboles están secos y las ruinas floreciendo en el fondo de los
pantanos. Revienen las ideas caducas y el llanto de los perdidos, junto con el
paso de los niños de camino al colegio. No
se va la tristeza, aunque te impongas una sonrisa serena de Monalisa, porque
crees que es imprescindible en un mundo en el que a nadie le importa nada
realmente. Te
sientes traicionada y rota, apuñalada por la trasera, sin que haya remisión de pena
por más que el tiempo pase en calendarios chinos colgados en la puerta de la
cocina.
Ya no paseas por las dunas de San Antón llegándote a las cercanías donde
una paisana apuñaló el otro día a un policía. Ya no vas a mirar la mar de
lejos, encabestrada en una máquina de hacer piruetas, para rebajar no las
lonchas sino las ganas de verlo sin que puedas. No
vas, porque te infunde agonía el mar quieto, también el mar bravío y las
levanteras y los ponientes. Pero da igual, porque ni vuelve, ni escucha, ni siente.
Es
mentira que los muertos revengan, que los desaparecidos a pie de hospital,
renieguen de la muerte anclándose a la vida. Es trama de película de serie B
que los fantasmas aúllen en tu casa, porque lo real es la soledad que asola, el
llanto callado y la tristeza que se desliza por paredes, por huecos y
entretelas. Te
haces dura cada día, te haces piedra, porque no quieres que el mal se haga
grande, ni que dañe a los tuyos que ya bastante tienen que soportar. Sacas
una faca anímica y estás dispuesta a clavarla a la menor provocación porque el
dolor te hace arpía de un tráiler infinitamente repetido.
Las ruinas revenidas de las sequías nos podrían contar mucho de esto que
sientes, que no es más nostalgia y melancolía y un mucho de furia. No sabes si
has pasado todas las fases de duelo, porque se trasmutan, se corroen entre
ellas y se solapan a impulsos de emociones dejándote hecha basura. La ruindad sabe mucho de sufrimientos, de
pasados mejores y de hastío. Se va matizando el
otoño haciéndonos
domingo, 9 de octubre de 2016
DESAPARECIDOS
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