domingo, 24 de mayo de 2015

ESCUELA PÚBLICA


Lo de Leonor va a dar cancha, háganme caso. El trajetito de colegio niña bien, se impondrá a la moda de niñas ennoviadas que gusta tanto ahora, en el argot de las comuniones. Se acordarán nombrándola los restauradores, los de los chiringuitos, los carniceros y algún que otro supermercado, que hace el agosto en mayo. Se impondrá la austeridad, esa que nos gusta tanto a los sureños.                                                                    
Las  cabelleras de peluquería, los trajes de diseñador de Internet y el banquete nupcial para infantes que se comulgan en los altares, se quedarán obsoletos. Los marineritos no navegarán como antes y los almirantes, se verán fosilizados en pelotas enormes de ámbar.                                                                                                                                  
Y es que a la gente le va la marcha de la pomposidad, aunque sea en un alicatado de chaqueta .                                                                                                                                                   
Pasa lo mismo con los uniformes de los concertados, que ponen más a las madres que la heterogeneidad de los públicos. Nunca lo he entendido, porque me gusta la diversidad. Pero sobre todo porque en la pública hay una oposición en la que se supone que gana, como en "Supervivientes", el mejor cualificado.                                                                                  
Es como la sanidad, que aunque hay muchos que les encanta que los traten como pijotes,  con enfermeritas de cofia en alto , aún hay más que lo que buscamos son los mejores profesionales. Algunas veces esos mejores profesionales,  están por la mañana en la pública y por la tarde en la privada. Entonces...¿ por qué pagar por tener lo mismo que ya hemos pagado con nuestros impuestos?.                                                                                           Los medios ya es otra cosa. Ahí me han dado. Entre otras muchas razones porque los progenitores de la pública no nos movemos tan bien como los de la concertada.              
Sacarte la cartera para pagar un Ampa , ya es batalla perdida y luego hay centros , que la gente, llamémosles docentes, están cabreados con los recortes de la Junta y lo pagan con los que menos culpa tienen de ello, que son los alumnos. Pero por lo demás , quédense tranquilos, si su vástago va a llegar, lo hará con más seguridad en la pública. Eso sí, la concertada será más chic, con mejor graduación, más extraescolares y psicologo privado. Luego la vida se impone. Acuérdense de la cara de Wert cuando no le dieron la mano los mejor galardonados, de los mejores expedientes, porque casi todos, vestían la camiseta verde publicitando la pública de donde habían salido. Es tan gratificante, tan tranquilizador como cuando nuestros hijos llegan a donde quieren y han sido de la pública. Porque siempre te queda un resquemor, porque no sabes si lo otro será mejor y luego resulta que no , que solo es parafernalia.                                                                     
 Yo estudié en la privada y ya me ven, parrafeando con ustedes en vez de estar trabajando para la Junta o Diputación,  como muchas de mis congéneres, que opositaron y ganaron plaza con honores, saliendo de la pública.                                                                                                                                           
Ya ven, lo mío es vocacional y desperdicio de voluntades, que en la pública me hubieran puesto el caldo a tiempo de ebullición y sería más conservadora. Pero no saben ustedes lo que es criarse con normas estrictas, con zapatos gorilas y pichi azul marino. Con amigas que lo eran, sin darte codazos ni probar varón, ni siquiera de lejos. Eso marca, que hasta la falda del pichi tenia que ir almidonada.                                                                                 
Una directora de público se queja a la Junta de pocos medios y hace bien, porque debe y puede, que los colegios son futuro y los docentes exprimidores de cerebros bien amueblados. Lo publico es de todos, y debemos tratarlo bien, proveerlo y cuidarlo. Porque no vale darse golpes en el pecho cuando saltan las estadísticas. No valen los programas electorales, sino las cosas bien hechas, los presupuestos cuadrados y las ideas puestas en ejercicio. Hay que cuidar a los docentes,   a los alumnos y a la pública , que ya es hora. Que si no habrá moda de trajecito de chaqueta, de élites y castas demandadas y vendrán algunos a primar más el chasis del educando que el motor o la gasolina. 

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