Cuando una niña pequeña
se pone a llorar en mitad de la cena, su madre le pregunta…”¿qué te pasa?” y
ella ocultándose la cara, entre las manos, contesta…”que estoy agobiada”. El
agobio tenía varios nombres y todos en forma de acoso. La vida es repetitiva y
obstinada y por más que haya campaña de la paz, de la tolerancia, del respeto,
hay quien se las salta por barra. La madre escribe una nota en la agenda y
espera a que quien lo tiene que solucionar , haga su trabajo. Pero
sorpresivamente solo encuentra por respuesta, exaltación y malos ánimos. No sé
qué harían ustedes si esto les pasara, si como a tantos casos que se dan por
desgracia en nuestro país, a su hij@ lo machacaran por su orientación sexual,
por antipatía, raza o discordancias. No se entiende cómo hay gente que por
preservar un colegio pongan éste por encima de las víctimas, no se entiende
cómo la única solución es -en la mayoría de los casos- el destierro forzado de
la víctima para que los agresores se queden tan anchos. Lo mismo las barreras
existen por algo y es al profesorado a quien hay que preparar para estos casos
y se hace , pero no cala, porque cuando se produce un nuevo caso solo se
intenta desprestigiar y no darle soluciones cortando de tajo el acoso, aunque
sea incipiente. Recuerdo que mi hijo mayor, era tildado de gordo y machacado
por ello. Lo llevaba con resignación porque otra no le quedaba, pero en una
clase extraescolar a la que iban sus mismos compañeros de aula, tuvo una
profesora nueva, y admirado me contó- el primero día- que había regañado tanto
y de tal forma a los que se metían con él , que habían dejado de hacerlo.
Cuando fui a darle las gracias, me dijo que ella había pasado por lo mismo, que
era demasiado duro para un niño y que en su clase nunca pasaría. Desde aquel día
me quedó claro que no hay profesores sino personas, y éstas son buenas o malas,
grandes profesionales o recoge pelotas. Por desgracia , los buenos
profesionales son como los diamantes que cuesta sangre encontrarlos y encima
están poco o nada valorados , porque siempre intentan hacer lo correcto y eso
no está muy bien visto , ni es claustralmente aconsejable. Si hay un lío o marrón
a la vista es mucho mejor para el colegio sacarse el culete fuera y mirar para
otra parte y es luego cuando vienen los juicios y se esclarece la verdad cuando
esconden la cabeza y se quejan. Cuántos problemas se evitarían solo con seguir
los pasos más sencillos que es hablar con los niños y decirles que el acoso es
caca. Hay que ser un buen profesional y no pensar en desprestigiar a una cría
pequeña que está pasándolo mal, sino ir a ver el problema , pero para eso
habría que cambiar y las articulaciones se nos encallan en la sopa de convento.
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