viernes, 13 de febrero de 2015

ACOSOS


Cuando una niña pequeña se pone a llorar en mitad de la cena, su madre le pregunta…”¿qué te pasa?” y ella ocultándose la cara, entre las manos, contesta…”que estoy agobiada”. El agobio tenía varios nombres y todos en forma de acoso. La vida es repetitiva y obstinada y por más que haya campaña de la paz, de la tolerancia, del respeto, hay quien se las salta por barra. La madre escribe una nota en la agenda y espera a que quien lo tiene que solucionar , haga su trabajo. Pero sorpresivamente solo encuentra por respuesta, exaltación y malos ánimos. No sé qué harían ustedes si esto les pasara, si como a tantos casos que se dan por desgracia en nuestro país, a su hij@ lo machacaran por su orientación sexual, por antipatía, raza o discordancias. No se entiende cómo hay gente que por preservar un colegio pongan éste por encima de las víctimas, no se entiende cómo la única solución es -en la mayoría de los casos- el destierro forzado de la víctima para que los agresores se queden tan anchos. Lo mismo las barreras existen por algo y es al profesorado a quien hay que preparar para estos casos y se hace , pero no cala, porque cuando se produce un nuevo caso solo se intenta desprestigiar y no darle soluciones cortando de tajo el acoso, aunque sea incipiente. Recuerdo que mi hijo mayor, era tildado de gordo y machacado por ello. Lo llevaba con resignación porque otra no le quedaba, pero en una clase extraescolar a la que iban sus mismos compañeros de aula, tuvo una profesora nueva, y admirado me contó- el primero día- que había regañado tanto y de tal forma a los que se metían con él , que habían dejado de hacerlo. Cuando fui a darle las gracias, me dijo que ella había pasado por lo mismo, que era demasiado duro para un niño y que en su clase nunca pasaría. Desde aquel día me quedó claro que no hay profesores sino personas, y éstas son buenas o malas, grandes profesionales o recoge pelotas. Por desgracia , los buenos profesionales son como los diamantes que cuesta sangre encontrarlos y encima están poco o nada valorados , porque siempre intentan hacer lo correcto y eso no está muy bien visto , ni es claustralmente aconsejable. Si hay un lío o marrón a la vista es mucho mejor para el colegio sacarse el culete fuera y mirar para otra parte y es luego cuando vienen los juicios y se esclarece la verdad cuando esconden la cabeza y se quejan. Cuántos problemas se evitarían solo con seguir los pasos más sencillos que es hablar con los niños y decirles que el acoso es caca. Hay que ser un buen profesional y no pensar en desprestigiar a una cría pequeña que está pasándolo mal, sino ir a ver el problema , pero para eso habría que cambiar y las articulaciones se nos encallan en la sopa de convento.

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