No tiene el Juez Ruz
que subirse la toga para enseñarnos sus atributos, más que nada trabajar , si
es que le dejan. Ahora campa en el limbo de los concursos sacados a la fuga de
voluntades , porque la polvareda se nos mete en los ojos y las cárceles están
llenas. Los presuntos, con ovaciones festivas y los políticos sin saber nada y
el país como unos zorros , entre corruptos y camelladas. Aquí abajo nos pone
mucho el que uno de los nuestros salga en pelota picada y nos enseñe lo que es
ser guapo, porque para ir a la universidad y sacarse un grado , solo hacen
falta callos. Para subirse a un andamio, aprender inglés y hacer la maleta, y
para buscarse la vida, echarle imaginación y con los ahorros de toda la
familia, como los chinos, hacerte autónomo. Son atributos del hacer cotidiano,
la paciencia al borde de un paso de peatones con dos niños, el aguantar el tráfico,
las colas para la gasolina barata, para los supermercados de oferta y las campañas
de navidades. Hay que estar atribulado , más que ser atributario y tener la
boca cerrada, no porque nos entren moscas, que nos las comeríamos, sino porque
nos dan guantazo y en épocas donde el trabajo escasea y los contratos son
basura, hay que sonreír al que manda, aunque estemos medio desdentados. Nos hemos
descreído a golpe de realidad diaria y lo del juez Ruz , que tan buenos ratos
nos hacía pasar , nos da grima, porque caen los jueces escanciadores de
verdades , como los gritones en las pelis de terror. Los políticos gozan con la
desgracia ajena y se frotan las manos, no porque tengan frío , sino porque se
va quien puede enturbiar las encuestas y quien puede llevarlos a la tumba fría ,
que es perder escaño donde se tiene que estar tan tranquilo. Qué tendrán los
sillones que parecen tan incómodos vistos desde el plasma, qué tendrán que
pueden callar voluntades y hacer sacar la mano ofertada, qué tendrá el variar
vidas, el hacer que hasta los jueces sean movidos como peones y que no puedan
hacer otra cosa que pleitear o protestar como Garzón o Eladio, yéndose por las
esquinas, desbandados de puñetas y con la justicia un mucho mas politizada y un
mucho menos justa. A los políticos no les gusta que los jueces sean
independientes , ni que digan verdades sobre las instituciones, ni que sus acólitos
sean probadores de causas que llevarlos a la trena. Lo mismo deberían hacer
como madres diligentes y enseñarles a sus niños que” eso no se hace, eso no se
toca y con ese idiota no te juntas”…cosas tan sencillas .En vez de eso se castiga
al maestro que pone suspensos y faltas y lo mandan a otro destino, mucho más
alejado de sus niños, donde no pueda nadie decir lo mucho que joroban las
criaturas, lo mucho que abusan, lo mucho que han aprovechado, que mamá sea
vaca, para secarle las ubres.
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