Cuando empecé en esto
no había ni crisis, supongo que por eso me dijeron que tuviera cuidadito con lo
que escribía. Ahora, alucino al ver la
portada de un periódico nacional y al lado de la cara de Letizia, un anuncio de
una clínica donde curan los problemas para entonar, como ellos mismos dicen en la impresión, que “el sexo es vida”. Hay muchas cosas que se
me escapan de las entendederas, supongo
que por mi educación religiosa y mi laicismo confesado. Muchas de ellas las
hablaba con mi amigo Corrales y él, católico enfatizante, me daba cobijo y
consuelo, alucinado, las más de las
veces cuando yo le decía que mis amigos rojetes hacían más y mejores cosas que
muchos que llevaban, la cruz tatuada en el pecho. Él me daba la razón, abrumado
por los hechos prácticos que le narraba, pero ponía una pega y era que, en tales acciones, no estaba presente el
espíritu de Dios , que las debería haber insuflado. Estábamos muy en desacuerdo
en muchas cosas, en tantas, que éramos los mejores amigos y nos reíamos con
ganas , cada vez que entablábamos conversación, a trescientos kilómetros de
distancia. Muchas veces, como hoy , que veo la cara de Letizía al lado de un
anuncio de contenido escabroso, me gustaría escuchar su voz ronca y animosa,
sus chascarrillos cultos a más no poder y reírme a pierna suelta, porque no hay
nada como contrastar opiniones , para hacerte crecer en la vida. No lo
entenderán los idealistas de su única neurona, pero en verdad es así, compartir
pensamientos no mata, sino que rejuvenece. Cuando yo empecé con esto, que no sé
bien qué es, no pensé que iba a durar tanto, ni que la gente iba a aguantarme
la soga de las líneas atándoseme al cuello. Tampoco que iba a ver barrenarse el
estado del bienestar, ni a Wert pidiendo unas no- disculpas. Así que persistiré,
como le dije a Josefina Escudero que está escribiendo las mejores editoriales
para el Eterno, hasta que no me llame Lara a su Reino interplanetario, al pie del cañón, dándole fogata a mis dedos.
De todas formas, sé que no me va a llamar, hace ya varias decepciones, pero como
soy masoca y me va la marcha, la sociedad no me apesta , sino que se me revela,
multiplica y erecciona, vamos, que me fortifica como el hierro en vena. Porque esta
sociedad nuestra que formamos entre todos, hasta con los de la idea única, no
está flácida , ni estática, ni apergaminada , sino que es pene a punto para la
embestida, con gente amontonada como el esperma, dispuestos a salir, como sea y
llevarse el premio de la llegada, que es poner fruterías, dejando de lado la
lista del paro y autoempleándose , promocionando la inauguración con plátanos-
a euro- el kilo y un mono zumbón , que los regalaba, haciendo, a las puertas
del colegio, la delicia de los niños.
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