No sé si han parido,
pero es duro. Yo le digo a mi hija que no, porque quiero ser abuela y como solo
tiene seis años, lo mismo, para cuando lo haga, ya nada es igual que cuando
parí yo, puerta chiqueros, a su hermano mayor. Parir
es duro, pero más lo es , no ver a tu bebé, porque te digan que ha muerto.
Trocea el alma ya hecha y dobla inertes,
los brazos ya tendidos , a los que esperan, el que no puedas recibir al
que tanto amas, porque te dicen que no ha sobrevivido al parto.
Los de SOS bebés robados
luchan como titanes…Yo también lo haría, porque qué otra les queda… Qué le
queda a Sonia más que amargura, porque se ha criado sola, sin hermanos, cuando
tenía dos, y ahora los años encima, su madre enferma y anciana, sabe, en su
fuero interno, que se los quitaron. Pero las pruebas, los registros, los
enterramientos, las órdenes judiciales, son lentas, lentos pasos de camello
avejentado, empapelado y lastrado, porque siempre habrá quien no quiera que
esto vea la luz. Porque…¿dónde están esos niños que fueron?, ¿dónde esas
mujeres y hombres, ya hechos , que suplantaron lo que eran y quedaron en lo que
son, mera imagen física de lo que fueron?.
En casa de Sonia creían que era una maldición de familia, porque su tía,
en el mismo hospital que su madre parió, según los informes, a dos niños
muertos, hizo lo propio con dos gemelas, de las cuales solo una ,” la que era
más grande”, le dijeron, “sobrevivió”, “pereciendo la otra por ser más pequeña”.
Pero con los años y el esclarecimiento y el buscar pistas, como perros de caza
a los que casi nadie ayuda, se encontraron , por papeles oficiales, que la que decían
que murió era la más grande y más sana, dejándole a ella, la más pequeña y por
ese entonces, enferma. En Cádiz , ya se
empiezan a remover tumbas, ya se empiezan a ver números, en forma de 540, que
no saben a dónde llevan , pero seguro que no a llorar con la boca tapada por
una almohada, nunca, a que renieguen de ti, ni te pongan por loco , porque no
asumes una perdida , porque tu corazón y tus entretelas, te dicen que tu hijo no está muerto , sino en
otras manos.
Es
duro parir, doloroso, trabajoso, pero es grande recibir a lo que has parido
entre tus senos, aplicarle calor, darle lo que quiera…Es tan grande , que,
cuando se hacen mayores, les sigues consintiendo y algunos acaban convertidos
en hienas. No es extraño por ello, que estos padres sin hijos reconocidos,
padres olvidados, padres desencajados de su propia carne y de su propia sangre,
anden vagabundos de su propia vida, buscando la verdad, porque está ahí afuera
por muchos que quieran esconderla, verdades con dos piernas y dos manos y
nombres y apellidos, verdades que les pertenecen y que es justo , que, de una
buena vez, se sepan.
Es absolutamente inconcebible que esto haya estado pasando y no estemos haciendo todo lo posible por poner luz en esta historia tan dramática.
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