Estoy con ustedes por
profesionalidad porque, se lo confieso, ando enferma. No he ido al médico
porque sé lo que va a decir, que son cosas de los tiempos enmarañados que
vivimos y que hacen que los españoles nos convirtamos en pacientes, por languidecer
a la puerta de ambulatorios. No
es el paro, lo que me enferma, es la negación de empleo, o el verlos a ellos,
los de las televisiones, riéndose en nuestra cara y señalándose unos a otros
como párvulos en el recreo. Ni el carnaval de mi tierra, ni el “sálvame” me dan
tregua y solo la lectura trae algo de
paz a este hastiado cuerpo. No me llagan los bolsos de Louis Bouton , la carne ,
con pus supurante , sino la negación de los hechos, el revolvimiento de las
palabras, el escaparse por negaciones consentidas y suspiros a cámara. No me
asfixia a quién le tocará mañana perder su hogar o su trabajo o su educación o
su beca o los paupérrimos medicamentos, sino que se rían de nosotros cuando estén
encerrados en sus despachos , con periodistas con alcachofa en mano,
esperándolos helados de frío , en la puerta. Se me cierra la garganta, porque
de la acalasia , me he pasado a la acalculia y ya no me entran en la cabeza
tantos datos de euros trastabillados y perdidos y tanta gente recogiéndolos, a
dos manos, como en los cumpleaños de los
niños, de una piñata elevada. Mi médico que está harto de ver estos síntomas ,
me coge de la mano y me consuela , como consuela a jubilados que mantienen a
sus hijos mayores y nietos con pensiones de miseria o a parados de larga
duración que ya no verán una nómina , ni fotocopiándola. Es que no lo puedo
tragar- le digo compungida. Es que te tienes que relajar- me dice él, que sabe
que así no se pude vivir , que hay que ser más tolerante para vivir en sociedad
y pelearse con el hijo del vecino por a quién votó y dónde estamos y empezar” y
tú y tú.. y aquel otro…” para no mirar en el ojo propio, lo que en el otro se
hace viga. La realidad me asquea y se me sube la bilis a la boca y se me cierra
el cuerpo y se me niegan las ideas, porque las manos no teclean y ustedes se me
cabrean , porque son carnavales y a mí me importa un pito, porque solo veo el
asteroide acercarse , rozándonos la cabeza y los sobres fluir a su paso y la
gente caer sin guerra, más que bancaria y ficticia de ascensores, ascensores sociales
, que sólo bajan para que unos pocos suban y encima nos digan necedades que
queremos creer, que muchos creen , porque se han acostumbrado a tragar como las
ocas con embudo, porque al menos comen, aunque les estén engordando el hígado ,
para después rebanárselo y servirlo frío,
sobre apetecibles tostadas.
Creo que tenemos que ir pensando en empezar de cero. La sociedad civil ha de organizarse y decirles a esos que tú mencionas y a otros que callas: hasta aquí hemos llegado. En adelante, ustedes por su camino y nosotros por el nuestro. A ver cómo se arreglan, que nosotros sabremos apañarnoslas por nuestra cuenta.
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