lunes, 5 de diciembre de 2011

MI NIÑA, EL SUELO, Y BOB ESPONJA

La gente se muere por desidia, por hacer algo, pequeñas hormigas ocupadas que nos creemos algo y los demás-los dolientes, doloridos, en su dolor humano- pasan por la vida angostos, temerosos de seguirlos, llorados de ansias perdidas y recuerdos olvidados.


Mi hija tiene un tonteo con el suelo frío porque cree que éste la quiere , aunque yo le diga que no. Hay muchos que creen como ella que la realidad se puede componer a su medida y la mayoría de ellos, no tienen- como mi niña- cinco gloriosos años.

Un escritor que nunca llegó a serlo, ha parcheado su corazón a fuerza de remiendos literarios y sigue- a menos fuelle -el camino de la perdición que es querer convertir lo que eructamos en prodigios literarios.

La pareja es una nudez que se te ata al cuello, normas, normas y más normas como la de casa papal, porque el que llega, como en tantas cosas, es el que más aguanta. Mi niña- desde su cama- no entiende nada, porque ni Bob esponja se ata a Patricio, ni las Barbies fueron nunca dobladas para trabajar en casa y fuera de casa.

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