El profesor de mi hijo mayor, dice que si no fuera por la Filosofía los hombres aún irían colgados de las piernas de las mujeres cual bolsitos cárnicos y molestos, pidiéndoles a aullidos, janca-janca. No ha cambiado mucho la realidad desde Pompeya, donde las meretrices se publicitaban con penes pétreos en el suelo, por lo menos en lo fundamental del hecho, porque las vemos , aunque no las reconozcamos y por más que los Ayuntamientos se machaquen para hacerlas desaparecer, porque deslucen y desescombran lo que apesta cerca de unas elecciones generales, ellas se resisten , porque les va el futuro en ello y ni cursos , ni formaciones, las liberan de hacer lo que siempre han hecho. Las chinas no se ponen a la cola y junto a las tiendas de veinte duros y gatitos saludadores , han llegado ellas , que no usan preservativos porque se los ahorran las mafias y que solo lo hacen con chinos, que para eso ellas lo son y callan, en horas interminables en pisos patera, sin otra cosa más que sexo obligado y fingido. Es lo que tiene la trata de blancas, que deja a unos con la sonrisa en la boca y a otras con amargor de alma, pero qué más da si las podemos desplazar y no verlas pasear como monstruos bien formados, siempre que no les miremos la cara y veamos dolor y asco y rabias, saboteado por una sonrisa, llena de rimmel barato y carmín corrido. Qué más da que la Filosofía nos diera a Descartes y a Platón , si ellas siguen poblando las calles , las plazas y ahora los inhóspitos descampados, en busca del lobo de Caperucita, solo que ahora, sin tener que ir disfrazado.
viernes, 14 de octubre de 2011
EL JINCADERO
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