lunes, 18 de septiembre de 2017

AGUAS VENIALES

Resultado de imagen de comercio tradicional

Los futuros universitarios no quieren ser empresarios. No me extraña, solo decanta sensatez la decisión, porque díganme quién querría jugársela de por vida.                           Miramos las noticias y vemos empresariado- enrejado- que pactaba con politicuchos que les llenaban bolsillos, al lado de gente que se dobla las espaldas para pelear contra grandes superficies sin nunca ganar la batalla.                                                                                    Los niños de dieciocho -que quieren estudiar- buscan soluciones de futuro. Deberían  estar mejor informados, no sobre los diferentes grados, sino sobre cuántas plazas se solicitarán en años venideros de determinadas profesiones para justamente cuando ellos terminen su carrera.                                                                                                        Hablando un día con mi podólogo me explicaba que a ellos les inflaron las estadísticas sobre cómo Sanidad los absorbería para después quedarse con dos manos y un currículo buscando trabajo en Australia.                                                                                                   El inglés es otra mecha corta que nos separa porque ahora se mete en vena a los infantes , pero para los de mi generación- que son los empresarios actuales- se nos quedó la chistera achatada dándose más importancia a la asignatura de religión que a la de inglés. Eso cuando la impartían,  porque en mi colegio- valga el ejemplo- se nos inculcó el francés que ahora sí que se enseña en infantil desde hace un año y también en secundaria, pero que a modo de salida de expediente -vía trabajo- no se valora casi nada.                                                                                                                                            Se nos pasó la moda de los ingenieros en Alemania y aún colea la de los sanitarios, porque seremos los cuidadores de esos guiris que mientras se tengan de pie y puedan valerse les serviremos como camareros,  para luego limpiarles las aguas veniales solo se postren indefensos en un geriátrico. Es triste lo sé, pero realista. Por eso a los niños hay que serles muy francos, sobre todo cuando las posibilidades son escasas y nos cuesta un riñón tenerlos convenientemente preparados. Hay mucho majadero que ve más cool estudiar un grado del que no hay salidas ni caminando para atrás, que hacer galas en FP porque no sé por qué motivo estrambótico hay quien no la pisa ni loco. FP se ha remasterizado, pero aun  así hay gente que se mete a perder cuatro años de su vida en estudiar arameo para declinarlo sirviendo cubatas en una discoteca. No crean que los critico que yo estudié derecho y miren como tecleo, al modo de Ramón Corrales que decía que era mejor entrar en cualquier carrera que ya después cada uno encontraba su camino. Es cierto, lo importante es prepararte pero si lo haces con cabeza, miel sobre hojuelas. Por eso ni veo mal- ni desafortunado- que los que salen de Selectividad- y puedan- escojan no solo Sanidad sino cualquier grado que les lleve a hacerse con un trabajo del Estado, sea cual sea. A mí los funcionarios me molan como estilo de vida más que los empresarios, quizás porque soy un eslabón perdido en esa cadena invisible que ligaba a los de mi familia con los negocios. Pero también pinta mucho en la ecuación haberlos visto pasarlas canutas, saber que hay que dar alma y vida en una profesión que solo unos pocos entienden porque la han mamado desde dentro. Los horarios son jornadas intensas si quieres preservarte,  porque poner un negocio y quitarlo en dos días no es opción adecuada más que para quedarte soplándote las manos embargado hasta las cejas. Son malos tiempos para el tejido empresarial, pero entiendo que quien no arriesga no gana, que siempre habrá como mi bisabuelo- mi abuelo y mi padre -quien quiera y valga para ello, solo que yo tecleo con funcionarial eficiencia en horarios aceptables para conciliar vida familiar, con jefes sin rostro -ni voces altivas- cuando el producto que vendes no llega a tiempo. He visto caer en la senda que lleva al colegio muchas ilusiones, también veo permanecer negocios que se integran en nuestra vida como vertebras que la sustentan. Lo mismo lo que los diferencia es la preparación y la planificación. Lo mismo la inteligencia de saber tomar bien, la decisión correcta.

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