No vio que la policía
se le echaba encima y eso que se lo preguntaba, una y otra vez a sus víctimas.
¿Tienes un familiar policía?-indagaba inquieto en sus sesiones, mientras
intentaba abarcar con las manos, lo que no veía con sus poderes. Y es que los
poderes debían de estar desgastados y por eso optaba el resto de su cuerpo a
congraciarse con el de las víctimas , en forzados besos y aleatorios
tocamientos. Tenía un
“modus operandi” de lo más estudiado, con cerramiento de puerta con llave, nada
más llegar y entrega de dádivas , en
forma de caramelos y cigarrillos. Luego el deseo de las
víctimas , en la mayoría de los caos, desesperado, de querer ser madre, le daba
una excusa perfecta para pasearse por los cuerpos, intentando saciar sus
instintos, en el trasiego de ellos.
No le ha servido de nada, intentar indagar si tenían familia en la
policía, porque la víctima que lo denunció no la tenía, pero sí un móvil y
suficiente cabreo y disgusto para llamar, tan alterada por los babeos del
vidente , que tuvieron que pedir una ambulancia para que la atendiera. Intentó darse a la fuga, pero aún así lo
cogieron, porque la videncia está demodé y ya no hay sabio que se precie , ni
adivino que acierte una bono loto.
La
fecundidad es botín codiciado y las mujeres somos máquinas de pensar y de
trabajar y de creernos , muchas veces, desesperadas, todas las boberías que nos
digan y acudimos a receptáculos de idiotas con caramelos y cigarrillos, para
que nos timen y nos traten como si fuéramos carne machacada. Pero sacamos
espuelas y coceamos y los videntes ven las estrellas y el polvo que despuntan
nuestras cabalgadas y la policía nos acoge y el Estado de Derecho también , que
ya está bien de tanto engaño con el tarot, que no es más que magia enlatada en
barra. Las mujeres no necesitamos más que querernos, como decía la Quirós,
apreciarnos y mirarnos en el espejo y luego irnos de marcha o al tarot, a que
nos echen unas cartas, que nos digan si vamos a tener , los hijos , que
siembren en nuestras entrañas. Pero no a que nos babeen el alma, se cachondeen
con nosotras y nos toquen cantando energías negativas, que negativo tenemos
nosotras el polo opuesto, ese que se sale cuando nos cabremos y llamamos a la
policía, para que venga a atrapar como a una rata, al vidente de las narices. ¿Tienes
un familiar policía?-preguntaba inquieto en sus sesiones, mientras intentaba
abarcar con las manos, lo que no veía con sus poderes. No- le pudo contestar la
señora que acudió a la sesión-lo que tengo es un vidente anormal delante , que
se cree que las mujeres somos carne de bazar con que hacerse un arreglillo y va
a encontrarse en la trena, mucha energía negativa que canalizar , con sus dotes
adivinas.
Videntes....ufff
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