Sinceramente, yo no
creo en la genética. No más allá de que determine el color de ojos o aquella
forma de mirar, encogiendo las cejas. Lo que sí creo es en el apego, en la
proximidad, en que los hijos tienen los gestos faciales de la gente que los
cría y sustenta. Esto de la adopción es un tema complejo, fíjense si no, que,
para poder adoptar, un bebé en
Andalucía, al menos, se pueden tardar cuatro severos años, cuando poco,
actualmente y eso con la crisis a cuestas, el paro y la inestabilidad existente.
Ahora el gobierno pretende incrementar el lapso de tiempo , que una madre
paridora tiene para confirmar el abandono de su recién nacido, a seis semanas, pero no creo que eso aumente , en sí mismo, la
espera de los padres adoptantes, que, ya de por sí , se infringen como una
condena, sino que se unirá al tiempo de acogida , en un hogar de urgencia, al
tiempo de papeleos varios y entrevistas y asignaciones y resoluciones. Es
nuestro país , un receptor de niños en acogida , en un número elevado, más de
30.000 dicen los datos, pero de ellos, muy pocos son adoptables, cosa que no te
dicen cuando vas a informarte , como tampoco que a mayor edad, más problemas .
Se queja la Administración de que los padres adoptantes buscan niños pequeños,
pero no de que niños pequeños crezcan en centros de acogida o tutelados , sin
darse en adopción, por esas resoluciones, revisiones y papeleos, tan lentos,
que hacen que cuando se revisa la lista de espera , a los padres se les haya
pasado el arroz y a los críos , las posibilidades de tener un hogar, más allá
del administrativo. Los 18 años llegan , antes los doce y antes los diez y la Administración
papelea, se mueve como un intestino cansado, sin fuca de fava, mientras los
tutelados están en un limbo donde se les pasa la infancia, para pasar a la
mayor edad y convertirse en adolescentes, a los que nadie se atreve a adoptar ,
por miedo a que le invento fracase. No se les puede echar en cara a los
adoptantes que esperan, que llamen y reclamen, no se les puede echar en cara ,
que exijan justicia , porque su llamada
es a la paternidad, a la igualdad de derechos que tienen muchos otros , a los
que solo la biología les sustenta. Supongo que ralla y trina el que luego venga
la Administración con campañas de acogida, supongo que rechinan los dientes e
hierven los juzgados porque la lista de espera, como dijo una vez una consejera,
había envejecido, pasando el papel, tras el papel, tras el cafelito de las
once, tras la entrevistas, de la entrevista , de la entrevista y los meses y
meses para ver un expediente, niños que se hacen adolescentes, con problemas de
acogida, sin rastro de familia que los proteja, que los cuide, que vele por
ellos, porque envejece, decrece y se duerme, la Administración, en los marrones
laureles.
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