viernes, 16 de marzo de 2012

EL PELOTAZO



Hay un afán desmesurado en nuestra tierra por admirar al que no hace ni el huevo. Es ver a uno de ellos y sentir la devoción general de escuchar que besa el santo o que se tuesta al sol de enero, que traducido consiste en que no hace nada y le cae el dinero del cielo.

Hay sociólogos entusiastas que dicen que nos hizo más daño, en nuestra patria chica, la primera edición de Gran Hermano, que el posible tsunami que nos borre del mapa.

Y lo mismo es verdá, porque si nos damos cuenta de cuánto hemos perdido- de trabajo, de fabricas y faenas, de gente que lleve un jornal a casa y salga por la mañana con el costo- y lo poco que parece importarnos, nos daremos cuenta de que nos hemos quedado, en la tacita mellada, con la boca abierta, tomando el sol en la Caleta, solo con franquicias de empleadas a tiempo parcial y sueldos míseros, chinos que se reponen unos a otros y el cabreo solemne y con solera, del empresariado gaditanero.

A mi gusta Cádiz, no se lo niego, pero me gustaría barcelonizarla sin copago, ni reducciones funcionariales o europeizarla sin Merkel, vamos, que me gustaría ponerla a trabajar, remangarla las enaguas y que se dejara de bailes.

Sé que la gente de mi tierra, barrena por gastar dinero, y que aunque no lo tenga, gasta y otra cosa no habrá, pero siempre hay ganas de juerga, pero lo mismo ya es hora de menos museos y más invertir en que la gente tenga trabajo, que la gente encuentre futuro, en algo más que proclamar proclamas, ponerse la chaqueta de los domingos e hincharse a pregonar, los misterios de salir del cadalso.

Y es que estamos en época de elecciones y ahora con la Pepa ya maquillada , parecemos de festival sin cine, que eso es para Alcances y como se nos murió Quiñones, que nos vestía mucho y nos daba preeminencia literaria , nos hemos quedado huerfanados, vástagos con tierra , pero sin nodriza que nos meza la cuna, desmemoriados gaditanitos, que solo soñamos con el doce , de hace doscientos años y no con el doce del doce del doce, de nuestros futuros hijos, porque la tacita está lastrada y el paro la asiste en su velatorio y para su cumple ya han puesto un pastel y se han planchado los trajes , pero después quién vendrá a recoger las migas del banquete, quién votará en las urnas, quién manejará mi barca, que lo mismo se balancea y lastra en el tsunami que un gaditano de pro literaturizó y ganó con ello su dinerito, no sabemos si visionario o soñador, porque preferimos no conjeturar , ni hacerle mucho caso a los científicos, que nos gusta saltar por el puente del Castillo de Santa Catalina, con la marea bien alta, pero la mayoría nadamos con los pies agarrados y asentados en la arena caletera y no nos vamos al adentro del Balneario, ni al de Santa María del Mar, ni nos tiramos de los bloques, como hacia la Quirós, con su bikini de croché , salido de las manos amorosas de su madre.

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