viernes, 27 de abril de 2018

PARTIRTE LA BOCA


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Tenemos la cabeza metida en un agujero y no la sacamos ni para respirar. Internet destituye mandatarios porque los que nos mueven los hilos nos ponen miguitas de pan para que confundamos y movamos la miseria adonde ellos quieran.                                       No hemos cambiado nada porque los que mandan transmutan careta pero siempre convergen en la misma dentellada. Somos unos ilusos y nos quedamos tan frescos. Señalamos con el dedo porque nos gusta señalar, creyéndonos impunes cuando somos meras marionetas de opinar, de vestir, pero sobre todo de gustar.                             Queremos ser algo diferente de ese maremágnum de cuerpos lastrados que se vierten por la red igual que lava ardiendo de un volcán subliminal que hemos mamado desde la infancia.                                                                                                                                  Nos adoctrinaron con una pantalla de donde sacábamos diversión, sorpresa y cotidianidad,  porque siempre estaba ahí cuando había penas, pero también cuando tocaban alegrías. No nos dimos cuenta de que esa pantalla se nos metía bien dentro, pudriéndonos. No nos dimos cuenta porque ya estaba insertada en nuestro ADN y ya solo quedaba que se extendiese para matar nuestra alma.                                                           No hemos cambiado nada, solo hemos movido la basura de sitio. Como la caja de plátanos que transportaba droga. Monos idiotas que se afanan por prosperar, por quedar bien ante todos, por estirar pellejo y sonreír hasta que viene un ladrón de 25 años que (para robarnos el bolso) nos tira patas arriba, partiéndonos los dientes y media boca. Solo saldrá una escueta nota en prensa que dirá que perdimos molares en ese viaje, porque un camarero tuvo a bien pararle cuando se cayó el muy mamón. No el camarero, sino el ladrón que nos lo robó todo como la vida, comiéndosenos a poco que quiera. No estoy de luto- sino enlutada- por todos nosotros porque la Feria es lo que trae…etílica, política en chaqueta, sexo tieso y cacharritos que me parecen trampas mortales para distraer a incautos. Como internet donde se debate en tiempo real lo que nunca cambia como las mordidas por dentelladas, la rotura de molares o si es hermoso un pubis depilado. Es la ciencia de la transfiguración, el hacer la puñeta en diferido, el hacer amistades que duran un like y no nos ven nunca. Es el eufemismo de la cleptomanía en un político que se dedica a divagar, a vestirse de mártir, a morirse en un balcón a 50 grados, porque ya no puede tragar más desidia, mas desanimo, ni más mentiras que nos han regalado. Dara igual. Siempre lo da, porque somos usables, evaluables y desmemoriados. Sobre todo para los de las cunetas a los que apisonamos como a Marta del Castillo para que no difunda su verdad, de lo que fue y lo que le hicieron. No es una metáfora sino un sindiós en un país donde no hay querencia ni por patria, ni por Rey, ni por Dios porque nos hicieron a imagen y semejanza de los “me gustas” y los seguidores, del pantallazo y el video más guay. Con teléfonos rojos de Perogrullo y programas que dan el “do de pecho”.

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