TRANSTORNO ANTISOCIAL
En Puerto III cuando
llegan los jovencitos se los rifan. Bicoca venida de los tribunales debió
pensar un interno veterano que le caía en las manos cuando llegó un pollito
nuevo a su celda. Se
curró la estratagema amatoria aduciendo ante los funcionarios que sería el
Darth Vader que el chico no había tenido. Lo
cierto es que esa misma noche ya le dijo que estaba allí para mejorarle la
libido. A la mañana siguiente- luego que el pardillo carcelario se diera a la
fuga de amores sin pegar ojo como lechuza- ya le quiso colar paquete exprés por la
retaguardia. Ahora lo han condenado y ha
aceptado su culpa, más que nada porque – como ya les dije- se ha currado la
faena.
Se lo están currando –
también-más arriba de Castellón con el 155 campando a su aire como el Cid luego
de muerto sin enterramiento. Me
da que la tortilla se está haciendo con los
huevos de todos los que pagamos
el Iva y otros pecios que nos estrujan las pocas ganancias que nos llevamos al
degüello. Hay
veces- no sé si ustedes- que me siento machacada , casi absorbida por estos
vaivenes que no sé a qué vienen más que alguien se menea en la tela de araña
para que caigamos todos. Como
el preso veterano que se creía que la celda era solo suya , territorio
codiciado y conquistado para su lujuria de instituto americano. Darth
Vader tenía la voz ronca diciendo que era un padre- dejado e idiota -al que su
hijo no ensarta en la espada de luz porque tiene el filo romo.
No sabemos cómo tendría la espada el preso veterano pero sí que al
novato le daba más pesadillas que Freddy Kruger, pajarillo desvalido que pisaba
por primera vez territorio carcelario sin que supiera que allí los lobos reales
se comen a Caperucita, la abuelita y al hombretón del guardabosques le daban
jarabe de palo.
En territorios más arriba
de Castellón las voces se callan solas, las empresas se solapan y no entienden
de nacionalidades sino de dinero. Siempre lo hicieron porque en los balances las lealtades y las banderas
no cuadran y sí el efectivo. Supongo que
por eso han cogido- como las ratas de Cádiz – la puerta trasera, cambiando casa porque hacia aguas y ya no
estaban seguras , ni podían medrar con las lluvias de octubre que han inundado
alcantarillas . Se ven mojadas de estampida, pero no se preocupen por ellas-
son ratas- enseguida encontrarán una nueva opción para vivir y seguir haciendo
colonia. También prosperará el lobo viejo, el Darth de Puerto III con su espada
de luz roma y desnuda enseñándosela a otro novato para intentar consumar algo
de lujuria permisiva.
Las noches son cambiantes como las huidas de las ratas, penosas para los
transeúntes que las ven pasar escandalizados de que les peguen algo, de que
tengan que pagar la bajada de la bolsa, la fuga de los depósitos o las
tonterías de políticos que ya no saben qué rizo practicar para perpetuarse en
la silla. Y
aquí estamos – todos- novatos perdidos, locos por entender de qué va esto para
coger mecha y sacarnos un as de la manga porque esta partida de póker está
trucada con truhanes al uso carcelario, tocatas y fugas masivas, panderetadas
sin llegar diciembre y la lotería de algún veterano que está con el boleto
premiado bajo el colchón de carnero. Tenemos miedo que el de
la espada nos la clave por la espalda, a poco que cerremos los ojos y el sueño
nos venza. No encontramos carceleros que nos ayuden, tenemos las manos atadas a
las espaldas porque por mucho que corramos siempre resbalamos y caemos en un
mundo -redondo y lleno de escalones- hecho para partirnos las piernas.
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