Yo entré en esto por
fatalidad. Había parido gemelos- y después de siete meses sin escribir- creía
que me iba a volver loca. No podía seguir con los relatos y la novela porque
necesitan tiempo y equilibrio, así que pensé en pasarme al columnismo. No
era-ni es- fácil, no se crean. En todas las redacciones hay gente de política,
gente que lo hace muy bien y además están los que son” de la casa”. Yo no
tenía- ni tengo- más que mi currículo. Comencé en el “Noticias locales”,
intentando no ahogarme con la obligatoriedad de escribir en una fecha y un espacio,
aunque no tengas la más mínima gana. Me escapé tan pronto como Josefina
Escudero me dio un toque para que me fuera al “Puerto información”, y desde
allí correteé, por periódicos y semanarios de toda la provincia. Conociendo a
jefes de redacción entregados. Luego ambicioné expandirme y entré -gracias a Carmen Echarri- en el Faro
de Ceuta. Han sido gente como Sara Lázaro, Olga Prados, Brenda Gómez , JL Reyes
, Fátima R.Barrientos, Dany Rodway o Manu Garro los que me han aguantado en
estas letras por tantos años. Gente que cree en el periodismo de provincia y
que se sostiene más por toreo de arte que por cualquier otra cosa. Todos ellos
confiaron en mí, así como tantos otros como Jesús Márquez de “Primacía”, o Maribel
Castro de la revista canaria “Tara”. Es a ellos y algunos otros, a los que
tengo que darles las gracias por haber conseguido el Premio de Relatos periodísticos
de Unicaja. A ellos por publicar mis artículos confiando solo en lo que
les presentaba y a mi Sombra querida, que no me dejaba desistir de este
matadero que es sacarte las vísceras en público para que muchas veces no le
importe a nadie. Como ya no soy
mocita en esto sé que seguiré con la misma gente hasta que se harten de mí .
Eso me hace humana, irascible y variable, como bien decía Manu Garro que fue
alma durante muchos años del “Jerez información” y que me heredó porque
Josefina quiso que así fuera. Paco Montero -que también me tuvo que soportar en
el “Cádiz información”- fue el único que me ha vetado un artículo en mi vida,
lo cual les debe dar una idea de lo poco problemática que soy, más bien sosainas.
Por eso cuando supe que había ganado un premio que dan a periodistas y escritos
de renombre, pensé que era una broma. Luego, me acordé de la Sombra, y solo
saber que tenía que ir al colegio a recoger a los niños, me hizo entrar en
cordura, sujetarme la máscara de la normalidad y volver a calzarme los zapatos
de madre. No le había llorado nunca tan desesperadamente, pero es que él
adoraba este mundo, muchísimo más que el suyo. Y yo lo adoraba a él, por encima
de todas las cosas. Quizás hasta por encima de la escritura, que retomé tras su
muerte porque creí que solo así lo honraría.
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