El otro día en la presentación de un libro, se
produjo una riña tumultuaría, que luego se relamió con agresiones verbales
cuando iban a prestar declaración los detenidos. “Deporte de contacto” que
llamamos en baloncesto, por mucho que la madre de Miguel crea que eso no se da
más que en las gradas del fútbol.
Bordes los hay en todas partes, solo que aquí verbalizamos la
intransigencia, manoseamos los insultos y vejamos a cualquiera solo ponernos a
salvo en la manada. No digo que los ánimos no estuvieran calentitos, digo que
si frenas cuando alguien viene pegado a tu trasera ya te caen los exabruptos
como si fueras carne de gusano en anzuelo. Hay
muy mala baba repartida por ahí, aparte de muy poca educación y cultura, porque
los políticos que son los que más saben de esto, ponen buena cara sobre todo cuando
le caen chuscos de punta.
Los de la bronca del libro que presuntamente arrearon, podrían haber
recalcado su buena imagen no arremetiendo contra las periodistas que solo hacen
lo que les mandan, sino usándolas para la difusión de sus ideas, de la defensa
de los detenidos o para explicar por qué se había dado la situación
inicial. Pero no me
extraña porque los padres de los niños que juegan en partido a los que deberían
adoctrinar en la deportividad y el compañerismo, se olvidan de todo solo van
perdiendo, poniéndose a insultar, a barrenar y a pitar descontroladamente,
convirtiendo algo que era precioso para los niños en algo bajuno e inmoral. Llegan
incluso a escupir, ya ven qué asco, produciéndose faltas, expulsiones y
altercados que se saldan con la marabunta yéndose entre abucheos y más
improperios.
Estoy
un mucho harta de la falta de educación, de la chulería popular y el insulto
por bandera para zanjar situaciones que se van de madre, entre otras cosas
porque los cauces de dialogar, debatir o intercambiar posiciones, aquí en esta
bendita tierra como no haya un canapé por medio no se practica.
Y era la
presentación de un libro, que me dirán que podrá ser lo que sea, pero era legal
y en un local concertado. Dejadlos que hagan lo que quieran, que presenten lo
que quieran. Tú te lo curras haciendo pancartas de protesta, de libertad, de la
biblia en pasta, con tu logotipo y tu enseña, pero no arreas, ni con presunción
de inocencia. Porque bonita imagen que dejas, encima blasfemando ante currantas
que se buscan la vida con esfuerzo. Trabajadoras de una vida dura donde hay
recortes y jornadas partidas, turnos completos que ventilarse con una cámara que
pesa más que un Nazareno. Los padres de las
gradas están para animar, como le dije yo a uno que flaco favor le hacía a su
hija diciéndole que metiera codo y que partiera dientes. La
familia tiene que estar a las puertas del Juzgado, pero dando gritos a favor de
lo que más duele, que es que tu hijo sea un presunto y se lo lleven.
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