Fue una niña como las
demás, risueña y aplicada. Fue al colegio y luego al instituto. Un mal día se
encontró con él y pensó que la quería. Ahora muere destripada y rota por la
canallería de creerse dueño del mundo, el muy cobarde. No
importa que le segara la vida a puñaladas traperas o matándola a golpes de
boxeador fracasado, solo su vida, derrapada como los coches que no son de
carrera en los bolos de secundarias.
Dejó
hijos sin madre ni padre, solo de abuela llorona que inmortalizará tanto dolor
colgando una foto eterna , en la pared de su saloncito.
Para siempre se quedará la hija de Juana en los ventitantos, fotograma
en negativo de una vida que no fue porque él no quiso.
Pasará
pronto la noticia porque hay elecciones y es más importante velar a los del
debate y las encuestas , que ponernos a pensar qué hacemos para salvar a las
demás hijas de Juana , de tanto desarrapado de madre. No
escucharán hablar de ellas en ningún medio más que para hacer valer dolor de
pocos pixeles al cuarto, de localidad y hecho, que la hija de Juana es
invisible y se vende a bajo precio.
Fue una niña risueña y aplicada, el ojo derecho de sus padres, pero
llegó él y la segó por entero , porque le dio la gana y ni la orden de
alejamiento, ni la opinión publica, ni la pena de cárcel la libraron a ella,
que no gritó, ni le dio tiempo de llamar a los civiles. Otras sí, porque claman
en arameo y pelean y huyen si hace falta, que la vida es muy larga para regalársela
a un idiota. Esas se salvarán, para hacerse viejas, para tener nietos y otros
amores, para sujetar pancartas alusivas con el nombre de la hija de Juana y
lágrimas en los ojos, porque otro hijo
de Caín ató las alas de una alondra. No hagan caso de que reniegue, porque
estamos en elecciones y esta página volará a la papelera y la hija de Juana ya
está condenada. Todas estamos condenadas, por creer a malas sangre, por darles
la espalda y que nos tiren por balcones y nos maten a puñaladas. Todas somos las hijas de Juana, todas
pidiendo clemencia mientras nos golpean en la cara, mientras nos patean,
mientras nos tapan la boca para que los vecinos no sepan, que el que nos guarda
, nos maltrata. Es época de
elecciones y no va en los programas, no va en las encuestas, no sale más que en
portadas negras y malvas, de pancartas sentidas, de asociaciones que pelean, de
mujeres guerreras que batallan, de miles de posibles Juanas esperando que su
hija sea muerta por las manos que decían amarla.
Fue una niña como las demás, puede que lo siga siendo, porque voló como
solo saben hacer las alondras, mar adentro, huyendo de un marinero, que quería
segarle las alas, para hacerse con ellas un llavero.
Curiosamente han sido quienes defienden que esta tragedia que desgranas quienes han traído esta lacra al candelero de la agenda electoral, puede que solo sea ruido interesado de quienes les han caído encima, quizás, pero por ella y tantas como ella necesito pensar que esta vez vamos a levantarnos todas contra ellos y no estaremos solas.
ResponderEliminarUn abrazo
un abrazo enorme, querida PIlar
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