Las caricaturas no me
ofenden, sí la gente que se rasga las
vestiduras. Por muy grave que sea algo que digas , no mereces un tiro en la
nuca, no deberían dártelo y no debería ser apoyado, por mucho que quieran
–algunos – darle una vuelta de tortilla,
a la libertad de expresión. Una madre bien vale un rezo, pero no un
puñetazo en la mandíbula, porque está feo, es delito y además deleznable en
boca de alguien que es líder espiritual y hacedor – se supone- de paces para
millones. La libertad es un concepto tan
efímero que a su solo nombre ya aparecen máscaras de carnavales y hay más de un
tonto que trina, por no cantar como pájaro espino. Les
dije la semana pasada que entendía a los insultados, no así a los insultantes ,
a los apabullantes , ni a los que esgrimen con pólvora la médula de sus
acciones. Tampoco a quien quiere religión sin normas, sin derechos, o con niñas
de diez años despegando sin tobogán, en miles de pedacitos , en mitad de un
mercado. No me ofende la homosexualidad, sí que un idiota diga que es mejor tener
un hijo enfermo que un homosexual y me ofende doblemente por el homosexual y
por el enfermo, porque esas declaraciones devastan la humanidad con la misma
soberbia que ignorancia. Me ofende que a los críos se les trate diferente, que
no haya ayuda para discapacitados, que los miren, como decía un amigo con dos
hijas discapacitadas, como si fueran limosneros a la puerta de una iglesia,
cuando lo único que reclaman es su derecho. Me indigna que sobre la sangre
caliente se divague y se debata, aunque sea mejor que acuchillar, aplastar,
ahorcar o segar de vida por ser mujer, por ser lesbiana o ser judía, cosas que
pasan, dentro y fuera de nuestras fronteras.
Si me insultan a mi madre, yo me acuerdo de la tuya y si insultas a mi
no- religión , ni te miro, solo sigo mi camino, porque no me interesas. Será
que la pachanguearía, el pasotismo y el no querer ver a los hijos de las reglas
únicas, nos hace de esta manera, siempre mejores -todo hay que decirlo- que los
que se afanan porque sus ideas sean respetadas como venidas de la boca de Dios
, mientras las de los demás han salido de la boca de estafadores y chiquilicuatres.
Me ofende la falta de respeto, la hipocresía y la mala leche. Me ofende que se
abandone a un perro en una gasolinera , porque ladraba . Me ofende todo lo que
me toca y hace llaga, como que no haya ayudas para los niños con discapacidad,
pero te obliguen a parirlo de cualquier manera, llamándote si no lo haces de
todo o conjurándote pasaje para el infierno. Me ofende que no haya hogar para
tanto desterrado de su casa, para tanto hambriento que se recoge el día de
reyes en una marquesina de una gran cuidad , que se dice que funciona como un
reloj suizo y que no digo , porque no quiero que los echen del único sitio
donde se cobijan. Pero me ofende ver trastear en la papelera buscando algo que
echarse a la boca, tanto como la falta
de vergüenza de muchos que no ven nada, hablan mucho y no hacen nada para
cambiar lo que la desigualdad, la desesperanza y la injusticia, ilumina. Los de
hebdo no son víctimas propiciatorias, ni mártires de la no fe, no son más que dibujantes,
pensantes cascabeles que tocan, porque
lo tienen que hacer las conciencias más dispares, haciendo bailar con su música
a multitudes que no saben muy bien el qué, están paseando por las calles. Pero
les diré qué es…la humanidad, el derecho a ofender las conciencias apagadas,
los rezos unilaterales y el mundo repartido en dos, ellos y todos los
demás…guerras santas que no tienen equipaje, solo sangre, lavada con mensajes,
con puñetazos amenazantes, con gente que está en muchas partes y no siempre con
túnica negra y turbante. Me ofende el cinismo y la barbarie, me ofende que
maten a hijos y que maten a madres, me ofende la sinrazón y la apatía, la
malevolencia , el embudo y el sectarismo, la impaciencia y sobre todo, la gente
necia, egoísta y pendenciera, sobre una fina capa de sonrisa enlatada y
benevolencia.
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