Se supone que somos
especie compartidora de logros y emociones y si uno entra en Gran Hermano y
hace el chancla , chapoteamos todos. Algo de mérito tendremos en colocar, pues,
un satélite agazapado a un cometa y algo de culpa en que se nos muera un indigente
por la jeta. No son muchos los que se han muerto en la calle tirados, solo
cuatro desde el 2010, como cuatro son los tornillos por cada pata que se le
clavan al cometa para fijar al satélite , que le quiere robar la historia de su
origen. Y es que gozamos por cualquier cosa y vemos hitos en el Guinness y no
espuma de cerveza en la pupila del pringado. Los niños saben que si liman las
asperezas con un profesor le irá mejor en ese curso y si saca eso , por qué no
ir más allá en la aventura. Escuelita de Bárcenas que nos va a dar, no dolor de
cabeza, sino estulticia que no vetamos su comportamiento, sino la necedad de acabar en la cárcel con lo mucho
que había sacado . Miran los grandes señores a los pequeños defraudadores, a
los que fingen el paro, a los que reclaman pensiones que no cotizan y a los que
rellenan la mochila de sus hijos con material de oficina burlado en el trabajo,
pero no miran al cielo porque se queman la retina y se quedan ciegos, para no
ver lo mucho que han secuestrado algunos del erario público en siglas ahora, de
bancas suizas. Es el hito del año pasado y será el del año venidero la miseria
de Scrooge, la riqueza que juntó con la proeza de no gastar y no con la avaricia de constructores, ni saca-
pesetas. Y es que los contratos públicos son una bicoca , que se lo digan a
muchos que acabarán entre rejas y luego disfrutarán de permisos y se
reencontrarán con su dinero , que como es redondo rueda y vuelve a la cueva. El
satélite se despegará y volverá a la Tierra como los defraudadores, como los
presuntos sentenciados, como el yerno del Rey , ahora cuñado, y como todos los
que rifan a la vida, al querer sobrevivir por Ratos. Se soltarán los tornillos
y regresará , pero no el indigente que se quedará en la morgue y después volará
un rato , hecho calicha, entre fogones encendidos que para sí quisieran los de
top chef para hacer un buen caldo. Ese ya es agua de borrajas, sostenedor de
platillo a la deriva, paseador de carro de supermercado vacío y ni las flores , ni los manifiestos, harán otra cosa que rifarlo, porque en la
lotería de la vida le tocó la libertad de ver llegarse a la muerte , solo y sin
cruces , ni lazos, ni compartimentos estancos, solo el frío y la noche negra,
como mucho un banco y cartones con que repeler el poniente que quema las
mejillas de los condenados.
Lástima no haber podido mandar en ese satélite a tant@s, o en su defecto a nosotr@s mism@s.
ResponderEliminarPues yo, ingenua de mí, cada vez que se produce un hito tecnológico de estos pienso que si los humanos somos capaces de encontrar la vía de encajar un cacharro manufacturado en la tierra en un pedrisco que navega a toda mecha por el espacio igual hemos de ser capaces de encontrar la vía de alimentar a la población y de eliminar la pobreza y de situar a África en la historia y de... ¿Por qué no, vamos a ver?
ResponderEliminarAlternativamente, de enviar a unos cuantos al pedrusco, como sugiere Pilar.
Un beso.