viernes, 5 de septiembre de 2014

FIRMAS EN BLANCO


El maléolo es un huesesillo con muy mala leche, que se rompe a la menor ocasión, solo es dar con los pies un mal paso. No estamos para malos pasos en una época en que los paquetes que nos venían de China llegan ahora, junto a la sonrisa cachondona del cartero , con un IVA de más de veinticinco euros de recargo. No  es por conformar, es por jorobar la marrana, que las multas de tráfico,  por sobrepasar solo una decena la velocidad  en el intramuros de la ciudad, se nos clavan en la metáfora de querer apaciguar los números rojos que nos salen cuando pagamos lápices, matrículas y extraescolares de los niños. No sé si se dan cuenta, los que nos nivelan desde arriba, que estamos secos de leche y que las ubres hace mucho que se arrugaron , que solo somos escamas y huesos de puchero , en aquellos que tuvimos la mala suerte de no nacer alemanes. Nuestros niños se han hecho grandes y nos consume la duda de si algún día podrán tener un trabajo que les dé para la jornada completa y no alternando un puesto de reponedor de supermercado, con otro de limpieza en un gran hotel y un tercero en un restaurante de comida basura, para pagar todos los gastos que te sobrelleva esta vida consumista, en la que estamos enfrascados.                                                                                   No nos vamos a ir al campo, porque los que nacimos aquí no tenemos lander , ni estepas, ni grandes terracos, mas que si eres noble y tienes una fundación y entonces pagas menos impuestos que el okupa que vive al lado de mi casa.                                           No nos vamos a ir al campo , porque los que lo han hecho y han tirado por la senda de en medio , se han encontrado con planes urbanos y pgouses y están vendiendo el alma en los tribunales muchos años, para que al final, en muchos casos de ilegalidades fragantes, den con sus ladrillos en tierra de nadie.                                                                                     El maléolo es un huesesillo con muy mala leche que te trastoca la vida, que te hace escribir pata arriba y despertarte a media noche con la frente marchita, canas en el pelo y la sensación de qué tonto has sido por creerte especial, por vivir sin necesitar de nadie. Es en estos días de pretemporada, cuando notas la edad, cuando los pies se entumecen y trastocas, como el toro en la plaza , lo que era bravura y campo y dehesa, por dolor , desolación, y sangre en el albero, para que Lolo, el mulillero que nada más rápido en la Municipal, dé su carrera enlazando el junco de su cuerpo, con cielo y olores a salinas muy lejanas. Nadie nos mira cuando estamos muertos, nadie vela nuestros cuerpos, porque solo somos carne de impuestos, de multas y requiebros aduaneros, meros nombres en una larga lista de otros muchos individuos altaneros, erráticos y lelos. No queremos conocernos, y alternamos el paso y nos miramos sin vernos.

1 comentario:

  1. No nos vamos al campo, porque no nos queda ni un resquicio para escapar, así que con la pata en alto y la cana recordándonos que la primavera es pasto del pasado, vamos pa'lante, que no hay más remedio.

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