viernes, 9 de mayo de 2014

LA MUJER REAL


No hay una sola mujer real, si no es como las diosas indias y anda por ahí con más de tres cabezas y varias manos y piernas, porque la mujer que hay , es cosecha tierna, cosecha anciana y cosecha incierta. Parada sí que está y seguramente es madre arrulladora de colegios y guarderías , de niños colgando de ubres secas de ganas , pero rebosantes de caricias. Chillona y aletargada , en el banco que está frente al colegio  o en la cola del paro o limpiando a deshoras, uñas en llaga rascando unos euros , de donde no los hay. Puede ser lista o tonta, buena o mala, qué más da, porque según se mire y quien bizquee los ojos , así nos dará la clave para esa erudición. No hacía falta maquillaje, ni pestañas postizas, no hacía falta peluquería , porque la salitre caletera y el levante que nos seca las venas, nos tatúa en la pie, el código de barras gaditano. Puede que alguna esté trabajando en un geriátrico por horas o incluso en una tienda que le ha puesto papá o lo mismo es funcionaria o madre separada o lleva un bombo con altivez torera , paseado a toda vela,  en el instituto en el que completa su educación. No la encontrarán los del MIA , porque deberían buscar debajo de las piedras y verle la cara real y no la enseña, solo destella , porque es modesta y trabajada, sudada de manos inquietas y solo presume cuando nadie la ve, metidita las carnes en la luna del espejo del baño , donde se recoge la coleta, en un moño alto. Puede que esté en la universidad y sea privilegiada gacela que entre pasillos impolutos luce su preparación o vaya a sacarse selectividad o formación profesional o esté perdidamente enamorada y aún no sepa que el que brincó sobre ella, con tanta animosidad , la ha dejado preñada y ahora la va a olvidar. Lo mismo si un bombo fuera una dicha y no mirado por desprecio por quienes no quieren cerrar la cuestión en una libertad de elección, lo mismo , los bombos , eran bendecidos y no sacados de institutos como si fueran apestados o propensos al contagio, de otros cuerpos , en evolución. Pero ella , la que no va a ser elegida , mira para delante, mira fijo y distante, ese mar tan azul, en que la parió su madre que tampoco será elegida, a la que parió su abuela, que tampoco será elegida y  todas ellas, representan mucho , de todas nosotras, de nuestra herencia común. Madre, hija y abuela santa y mucho mejor que ninguna portada , lo que fuimos , lo que somos y lo que seremos. Hartas ya, de que se negocie con nosotras , de que seamos compresas de marca registrada, biberones con tetina y empresarias delgadas que se tiñen las entradas , para triunfar, o médicos de Grey , siempre alicatadas de gloria , sin despeinar.

1 comentario:

  1. La mujer real es esa y tantas otras...lástima del tiempo que precisamos aún para serlo sin más.

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