jueves, 15 de mayo de 2014

30 HORAS DESPUÉS


El martes por la noche, el arma con la que supuestamente fue asesinada Carrasco, estaba en poder de la policía. Se cerraba así, el triangulo de madre, hija y agente local, que hilvanan el caso. La hija trabajaba para la Diputación, de la que Carrasco era Presidenta, la madre parece que efectuó los disparos por el despido de la hija y la agente de la local , era la propietaria del arma. Poco después de las cinco de la tarde, cuando paseaba sola y sin escolta, por la pasarela que se aúpa sobre el río Bernesga, entre el Paseo de la condesa y la avenida de Salamanca, Isabel Carrasco fue tiroteada. La madre, Montserrat González, llevaba gorro y pañuelo, la hija Montserrat Triana, las ganas puestas y el arma iba en una mano, que sentencia la parafina. Las seguía en el anonimato del paseante , un poli jubilado, que telegrafía- vía móvil- tan rápido el suceso, una vez acaecido, a los compañeros de la Comisaría, que, antes de que cogieran el coche , cada una por su lado,  ya las tenían apresadas. En 30 horas ya se sabía. Treinta horas pasadas , con noticias, testimonios y carreras de periodistas. La policía y las barreras de plástico, los flases, las caras compungidas, los tuiteros desbocados, la prensa comedida y el pueblo cuchicheando, porque temen y no se fían, ya ni de los corrillos, ni de las cervecitas. La pasarela quedó cortada, las presuntas , detenidas, el jubilado en acción galopante y el coche, descarriado a la científica , para buscarle en los interiores y no encontrar el arma, hasta cuando fue entregada , por la local , que también está detenida. Despido y juicio perdido , quedó entretelado entre las barreras y la sangre derramada, la empuñadura de la pistola y el estallido en el aire, de la pólvora. Dicen los entendidos que pudo ser cualquier otro día, pero que sería, porque esperaban y querían..¿por un despido?, ¿se mata por un despido?, ¿ por un trabajo huido se desboca sangre, se pegan tres tiros y se remata la vida?, ¿por un despido?. Madre e hija, estaban esperadas en la llegada de la asesinada, comedidas sin ver más que los pasos , que acercaban a Carrasco al paseo de la Condesa y después a correr, a volar hacia el Mercedes , aparcado tan cerca, sin ver al jubilado, que les corría las vueltas. Los gorros y el pañuelo, quedaron en el coche , abandonados, porque los policías llegaron antes que se largaran. En menos de treinta horas, la trinidad zanjada. Cuadratura del triángulo, que no cuadra , sino que pincha y escama, porque los triángulos es lo que tienen , tres vértices , con cada cara, la de la madre , empuñadora presunta, la de la hija, encausada y ajada por los tribunales y el despido , y la de la propietaria del arma, entregadora , amiga que se ha metido en marrones y que también está, como poco, presuntada. 

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