UNO DE CADA CIEN
Es tan difícil encajar un buen texto , como sacar
plaza de policía local en San Fernando. Se te enredan las palabras en el
paladar y se te hincan- ahí mismo- dejándote sin habla, porque eres pez sin
agua y vagina sin orgasmo. Un texto no son más que palabras, caracteres
espaciados que componen un organigrama, una escena o una chanza. Y aún así
persistes, porque eres necia de palabra y sobre todo de obra inconclusa , como
el escultor de Fabra , que se quedó con el pañuelo erguido y la escultura
tirada. La NASA pide gente para ir a Marte, pero se te pasó la fecha de
caducidad y ya te venden en el estante de los perecederos , al treinta por
ciento menos. Sabes que regateas la tregua, que juegas el descuento y aún así ,
enhebras algo que parece tener sentido hasta que lo mandas al redactor, sale publicado y eres consciente
de que has estado abonando y no precisamente la tierra. Si pidieras
entablillarte los sueños , éstos te darían la solución , porque la hay, que es
mediar sin decir palabra entre lo irreal que esconde la almohada y el breve
despertar de los ojos entrecerrados , que se abren al nuevo día. Es en ese
segundo, en el que todo te reviene a la mente , cuando te das cuenta , una vez
más que has perdido, que se te han perdido , los mejores cuentos , ese artículo
que debería hacerte brillar y esas frases lapidarias que se te ensartarían en
el cuello , como si fueran un collar de diamantes. Aún así , Caperucita roja , ajada
por caminar por el mismo sendero , esperando al lobo, día a día , pernocta la
noche, la acuna en sus bracos y la desea, más que las contracciones uterinas y
el vaivén de caderas, porque la noche es vida y en ella, todo se transforma en
sueños y la mente ágil no se persigna a una señal , sino que salta donde le
viene en gana y tú vuelas, mutas o escarmenas, la larga trenza volátil de una
mosca en vinagre. Encajar un buen texto es propósito banal y con bocanada de
fracaso tatuada en el aliento, sin semanas de trabajo, ni peonadas que lo
valgan , porque es irresoluto como esos grandes premios, que están dados , aún
antes, de confeccionarse las bases. Y aún así perseveras , porque te hicieron
de sangre y vísceras del barro y eres mujer y por ello peripatética espora que
quiere injertar su ADN en algo que sea llevadero y persistente , como el
tiempo, la luz o la invención.
Hay uno de cada cien opositores que será policía urbano, que transitará
calles y pondrá venerables multas de tráfico,
por aparcar en doble fila. En cambio , Caperucita ajada nunca verá los
dientes del lobo morderle sus braguitas, ni enlazará frases perfectas, lo más
encontrará una loma y el poniente le cortará la cara, haciéndosela brillar
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