Elena está pensado en
irse a hacer las Inglaterras, pero no sabe el suficiente inglés y aunque su
cuñado ya lleva allí dos años, y le allanaría el paso, no se fía de tirar por
la calle de en medio , porque tiene dos niños, sin padre a su cargo y para irse
quiere algo de seguridad. A Celia, en cambio no es la incertidumbre, sino la
desesperación lo que la descompone, porque la acaban de despedir y está que se
sale, mestiza entre obelisco y pasota. Ambas barrenaban de este país, en las
inmediaciones de los comercios locales , que siguen arriesgándose a no llegar,
a fin de mes , y tener que cerrar, peleándose por cuatro posibles clientes y
con hoteles que dan paquetes a cuatro euros , por remontar la ola que nuestro
presidente dice que no existe. En
mi casa vemos “House of cards”, porque nos divierten los entresijos de la política
, que hacen que un patán llegue a sentarse en lo más alto o que alguien dirija
los hilos de un país, sin tener que hacer otra cosa que manipular y no tener
conciencia. También vemos “walking dead” , porque es mucho mejor pensar en la ficción , que
en los vagabundos sin alma que transitan la capital de la provincia que Burgos
demarcó como Cádiz, con los carritos de supermercado atados por la
incontinencia de recoger todo lo que otros desechan. Estamos
saliendo del abismo y hemos dado un paso al frente, hace mucho en realidad que
lo dimos, seguramente cuando vendimos nuestra alma en las urnas y desde
entonces , con nuestro impuestos , pagamos por ello. Pero la política es así de
difícil de entender , para usted o yo , que os afanamos por sacar cabeza y que
los nuestros no se ahoguen en la inmundicia , que otros han usado para
enriquecerse ellos. La cara dura
y la desfachatez de algunos, está a la orden del día y por eso no pueden ver
las colas de desesperados sino como algo magistral, épico, si se tiene en cuenta
que nos morimos y seguimos en pie o escondemos la cabeza bajo el ala. Somos un
pueblo poderoso que se nos engaña como a ilusos, que se nos manipula y doblega
con la palabra y la inacción, con las promesas y las fantasías, porque nos
gusta la irrealidad y creemos en los Ángeles custodios , que velan con alas de
raso por nuestra mejoría. Lo mismo vendrán desde el espacio hombrecitos verdes ,
a detraernos del dolor de no encontrar trabajo, de no poder darle estudios a
nuestros hijos o de que los contratos sean receptáculos de incontinencias
viscerales , de grandes empresarios que terminan con las arcas llenas. Hace
mucho tiempo que no escuchábamos que España
iba bien y es cierto para todos aquellos que frecuentan los paraísos
fiscales, los que no doblan la espalda ante el fisco y tienen privilegios de
antigua nobleza…Estamentos de parásitos y vividores que usan nuestras cabezas
como los vikingos para cocerlas y servirse- después- cerveza , en ellas.
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