domingo, 23 de febrero de 2014

CONFIDENCIAS DE ELEFANTA


No sé si lo de Ucrania acabará de rojo sangre, porque buen camino no lleva. No lo lleva tampoco las vicisitudes de la valla, ni el trasiego humano de hormigas enlatadas , vistos por los rayos equis de los helicópteros de los civiles. No me acuerdo de casi nada de lo que pasaba cuando era niña , así que no me ofende en absoluto que la Infanta tenga mala memoria, porque nos pasa a muchos, más cuando se llega a cargo público o ven tu nombre asociado a una cuenta secreta en Suiza.                                                                        No sé qué puede ser de nosotros sin gente como los de Alcázar de San Juan, los de la marea blanca o los que denuncian a costa de su trabajo que mueren personas en los pasillos de los hospitales recortados.                                                                                           No me acuerdo de cuando la democracia consistía en alzar la mano y votar , porque creo que era cuando rondaba los veinte y aún no había cansado mis pasos con los vaivenes de mis caderas. Lo     que si veo es que había mucha gente que confiaba en él, miraba por sus ojos y creía en que todo lo que hacía , lo hacía por bien de todos, solo que ahora rechinan dientes y se dan cuenta de que no, de que los políticos prometen hasta que la meten, hasta que tú metes la papeleta en la urna de votaciones y su nombre sale victorioso , de las listas de anónimos.                                                                                           No sé si la política es eso, que pasa aquí o lo de Portugal o lo de Alemania, no sé qué puñeta hicieron los griegos , que no nos inculcaron más que una palabra bonita , como la de aquelarre , vasca a más no poder, que entrecruzaba mujeres diferentes para ritos sagrados y que queda para titulares de películas , con que atraer a los morbosos.                     No me acuerdo de muchas cosas y es un mal endémico y contagioso, difuso , porque confunde y hace que la gente trastee en la memoria como si les diera asco y que los que cayeron sean olvidados y pútridos estén en las cunetas y los documentales sean vana memoria de lo que fue y puede que se convierta , en algo tan real , como Ucrania.               No sé si les estaré cansando, si mis palabras quedarán en el fondo de una jaula de canario, depositadora de heces matutinas, pero si es así, me alegro, porque nunca ningún papel fue mejor reciclado que conteniendo el producto de las vísceras de alguien que nació para volar y que está preso.                                                                                     Desconozco el futuro, porque no puedo ver en una bola de mago, ni echo las cartas desde que me licencié en derecho y pensé que estaba mal decirle a la gente lo que veías en sus ojos y sacabas más por deducción que por los arcanos mayores, pero sí les diré que lo de Venezuela o Ucrania nos debería de poner en guardia, de pensar lo que un presidente elegido por el pueblo , puede llegar a hacer para perpetuar sus lazos de poder con la poltrona, por salirse con la suya, matando a la gente a tiros,  como en el 36, por ser peones al matadero , de la gran política que mueve los hilos desde los despachos.    No me acuerdo de las lecciones de historia, que olvidé al primer estallido de la pubertad, junto con los labios rosados o las medias de seda, pero sí me acuerdo de cómo olía la educación de antaño, de cómo lloraban los hábitos de las monjas almidonados, por debajo, al pasar entre los pupitres y el miedo que inspiraban…¿ y saben?, el miedo no es bueno, porque son mucho mejores las sonrisas, las risas de los niños que no tienen que convivir entre bombas como los de Siria , ni ser usados como soldados en guerras que nunca se comerán otra cosa que su vida y su infancia , en cuatro bocados.                   Soy elefanta de comando, paseadora de trasiegos playeros y campos marginales, miradora de pantallas de televisión y guerras que quedan , afortunadamente para usted y los míos , demasiado lejos, pero también tengo miedo, porque los elefantes, recordamos demasiado tiempo y sufrimos por ello, porque los represaliados, los que fusilaron, los que confiaron en mi para contar lo que penaron, están todos muertos y enterrados, sin que se les haya hecho , ni justicia, ni se les haya dado sosiego.

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