viernes, 29 de noviembre de 2013

NEGRA Y DURA


Me gustaría ser creyente y poner la otra mejilla, pero me da la mala leche y embisto como un toro. También embisten quienes cobran de la credulidad de todos y se quejan de los muchos daños que ocasionan los de las huelgas, las reivindicaciones y los lamentos linguales , ante los responsables de su desgracia.                                                Podrían poner la otra mejilla y dejarse llevar, como la corriente o la marea, pero no les da la gana, porque les duelen los espermatozoides en su bolsa testicular y las esperas de saberse perdidos , en una Bahía, que se estremece de lo rota que está.                                Si se pierde un solo puesto de trabajo, nos vamos todos a la ruina, porque somos supervivientes los unos de los otros, porque Gades, no se nos olvide , es una isla donde los comerciantes tienen que vivir de los locales, porque por mucho que digan que los cruceristas, nos van a salvar, esas raras avis de paso, vienen con el puño cerrado, pero sin reivindicar , más que las ganas de no gastarse un euro.                                           Nosotros , con huesos ostioneros y apegados al mar, nos las hemos comido y nos la hemos guisado , durante siglos y ahora nos toca apencar, por los nuestros, buscar soluciones y dejarnos de gaitas, entendiendo que es normal que se emplee la rotundidad de las entrañas , para conseguir poner un plato de comida, encima de la mesa.                        No se pide más que trabajar, no se pide más que cobrar, ya ven que poco, pero se pide y jode, jode a muchos que no seamos rebaño bien dispuesto a la extremaunción y al cerramiento de boca y voluntades , para hacernos un raspado de cuernos y que seamos inofensivos corderos , que llevar  adonde les dé la gana.                                                                 Negra y dura, tengo la conciencia de tanto tragar, de tanto callar y de tanto esquivar las hostias. Negra y dura, la suerte que es nacer al lado del mar, con tiempo para hacerte tres largos y cantarte unas coplas en febrero y ser descendiente de padre parado y ya jubilado, con cincuenta años de rotundidad peleando por tus exiguos derechos, con hijos que no podrán ir a la universidad y que en dos o tres años hinchará aún más las listas del paro, generación, tras generación, asolando la Caleta, llorando en los bares y tomando cerveza a granel. No todo es febrero porque hay que comer, hay que vivir y hay que pelear, cueste lo que cueste , porque es importante, porque si no, tierra llana la de la playa,  para ver a las gaviotas excretar en nuestros cráneos pelados, cachondeándose , como ellas solas saben, graznando en do mayor.                                                                                        Me gustaría ser creyente y entonar una avemaría , para que no hubiera nunca un solo parado en la Bahía, pero ya saben que la tengo negra y dura y se me da mejor driblar, hincar los cuernos y embestir al paso, que para eso me parió mi madre, con mente para pensar.

1 comentario:

  1. Me gustaría tanto como me gustaría vivir en un cuento de hadas, pero me temo que no somos tan gráciles y livianas; tocará pelear.

    Un abrazo

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