jueves, 17 de octubre de 2013

EL HUESO DE POLLO


 El problema era que no se veía, porque estar , estaba. El hueso de pollo que atravesaba la garganta de la vecina de Écija, estaba alojado en el esófago y por eso no se veía con un depresor de lengua. Pero causaba infección , aunque no se viera y la mujer, ya harta de peregrinar por centros , pidiendo ayuda , acabó por desmayarse en las puertas del hospital de Osuna , más allá del otro lado, que Datrh Vader. Más que muerto , debería estar el vecino de Alhaurín que cayó desde un terraplén de treinta metros-a las cinco de la madrugada- con su coche, quedando enjaulado dentro de él.                                      Desarticulados estamos –todos-en bandada, paseando con los pies torcidos, azombados, por el mucho peso que ponen en nuestras conciencias. Vemos llegar a emigrantes y nos da igual , porque tenemos el hueso de pollo, de la de Écija , hincado en el esófago como ella, la lengua hinchada y el depresor colgando , para no chillar de espanto , porque no nos podemos bajar de esta cuneta.                                                                                          Estar , estamos, pero no vivimos , ni dormimos, sino que presumimos de ojeras , más violáceas , porque se acerca Halloween y adelgazamos voluntades , para hacer juego con las fantasmadas, que, dada la época , hay colgadas en las tiendas de los chinos. Deberíamos tirarnos por un terraplén de treinta metros, como el de Alhaurín y enjaularnos el alma metalizada, el coche que vendemos y el piso que no pagamos, porque se nos escurren -entre los dedos- como el trabajo, la familia o las sonrisas bendecidas. Ya nada es importante y todo sobra, todo resbala, todo se despega, porque el esqueleto queda al aire y se nos ve el cartílago de los huesos. Pucherito van a hacer con nuestra carcasa reluciente, cera para velas , van a sacar de nuestras magras y aun así sonreiremos , porque ya se sabe que la mandíbula decae , pero no ceja en enseñar la dentadura , con que nació impresa. Puede que estemos infectos , como el hueso de pollo de la de Écija , puede que estemos al borde del terraplén y hayamos dado un salto, porque  nos pudrimos , aunque no se nos ve , en esta sociedad que trepa , porque no le queda otra , en busca de un poco de sol , entre tanta selva sombría.                                             No nos desmayaremos delante de un hospital , porque no somos inmigrantes sin papeles  y lo nuestro es más de peregrinar,  que para eso venimos de los Austria, fieles lacayos para tan volátiles señores, que nos emperifollan cuando hay urnas cerca y nos empapelan , cuando ya están contados los votos.                                                        Deberíamos levantar cabeza , pero nos pesa porque está hecha de materia perecedera, de materia oscura , que es la cuna del no existir, existiendo, penando por vivir y sufriendo , por hacerlo. Deberíamos levantar cabeza, aunque solo fuera por tanto esfuerzo y por tanto quererlo.

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