El momento de revenir a
tus hijos al colegio es una ruptura, una fragmentación del tiempo, porque
retornas a una sociedad microscópica y surrealista donde nada es lo que parece.
El verano quedó atrás, se despejó la duda de si sobreviviríamos a la falta de
sol y sal , porque aquí estamos , como “los caminantes” de pie y sin vida, a
media potencia, escaldados y rebosantes de ninguneidad, los mismos de cada año.
Las mareas solitarias hacen reír a
carcajadas a las gaviotas, hijas de perra, que roban los minutos a la nada de
una arena que es milenaria en vientres de conchas arrastradas. El conteo
visual, de primeros de septiembre, de alas , patas y picos, nos confirmó que
habían aumentado, que el plantel de gaviotas había visto su mejoría , entre
desechos y botines robados. El conteo visual de madres y niños, nos ha dicho
que estamos, más que somos, que queremos más que nos quieren y que esperamos,
aunque no sea Navidad , a que “la fuerza” nos acompañe para dar un aldabonazo y
cargarnos a “la estrella de la muerte”. Los libros los ha pagado la Junta, los
materiales, las horas de fregonazos en casas de vecinos, en portales y
casapuertas, de manos enguantadas en latex que se desnudan para troquelar el
dinero por zapatos para gimnasia o conjuntitos con los que no desafinar en la
fila. Las madres no son menos madres porque no trabajen, no lo son , pero lo
padecen, porque nunca es bastante trabajo el del hogar , a no ser que sea ajeno
porque entonces paga cosas y el tuyo no, solo el beneficio de que tus hijos
estén limpios y cuidados , que no es poco. Se nos ha hecho la cara arrugas y no
es por la risa, sino por “el canto del loco“ que nos dice que la cosa va mal,
que el telediario nos miente y que Elena no encuentra ya trabajo , por ninguna
parte y el padre de su hija no le pasa la pensión y cuando lo hace , es para
malvivir y no para abonar clases extraescolares de inglés y de refuerzo , que
valen su precio en oro. La vida se nos hace dura , porque no encontramos
humanos a los que roer el cerebro y porque corren mucho las oportunidades y ahí
estamos zombis de cuarta generación , alumbrándonos las cuencas vacías con
velas de iglesia , que es lo que nos toca , a los que no gozamos de venia. Se
nos pasa por encima la rutina, la soledad, el hastío y las ganas, se nos hace
país y se nos hinca en las encías, sangrándonoslas, porque nuestro futuro es
incierto, más el de quien nos sigue en la fila generacional , que no sabe siquiera
dónde va a trabajar o si habrá trabajo , para lo mucho que se esfuerzan. Nadie
nos dijo que tras la muerte, fuera ésta la vida, nadie nos dijo que tendríamos
dientes, pero ellos correrían más o las gaviotas se reirían , en nuestra misma
cara.
Perdona que me reitere. Esa es la verdadera crónica periodística de esta Ejpaña en blanco y negro que padecemos. La que no sale en los periódicos, tan entretenidos ellos con asuntos trascendentes para unos pocos. Pocos, pero poderosos.
ResponderEliminarAy, cuando el poder de la palabra podrá al poder del dinero!