viernes, 3 de mayo de 2013

PA COMERSELO


El uno de mayo, Cádiz , se salía por las costuras. La gente había hecho eso, tan tradicional, de coger Caleta para arriba y llegarse hasta Santa María del Mar, feudo en otros tiempos de Amalia Quirós. Allí , con tres bañistas omnipresentes, pintando el agua salada de valentía torera, se confluía con otra marea humana que arrastraba el Balneario para abajo y que venían a desbandar los coches que querían ir para San Juan de Dios , pero que se parcheaban hacia san Felipe Neri.                                                                                                                              La cosa es que el sol lo pringaba todo y el suave vientecillo frío, daba ánimo a los pies a caminar y si no fuera por las vallas amarillas, en la subdelegación de gobierno y en la cuesta de las Calesas , se podría haber dicho que era un día glorioso de fin de semana. Nos gusta comer sol, no hay duda y una litrona y un día sin hacer nada, nada más que corrernos los pies , entablillados por chancletas, en dirección a ninguna parte, donde darte un sorbo de playa.                                                                                                                     Hemos nacido a pie de mar y nos impone, no el paro, ni el parón laboral, no que los niños estén comiendo en el colegio, a cargo de La Junta y nuestros impuestos, como si fuera un comedor social, sino que se nos nuble la conciencia, porque caen cuatro gotas o muchas más, con mucha malaje esaboría.                                                                                       La gente se veían feliz, se les veían en las caras, sonrientes, de portada del Hola venido a menos, porque es que el mar impone , si no que se lo digan a Alberti que le retranqueaba el corazón, a punto de salírsele del pecho, en su ausencia.                                                                                                                                   Hemos quedado libres de lluvias y eso nos agita las alas emplumadas de brea, empiezan las comuniones, los niños van apergaminados y las madres han aprendido a hacer muñequitos de recuerdo, en goma Eva. Incluso, con suerte de que trabajen uno de la pareja de dos,  algún esperanzado se casa y da convite, antes de que suban los impuestos del alcohol, que tampoco nos picarán la conciencia, porque mientras haya un chino siempre tendremos la cubetera llena de cerveza y Don simón, por si se tercia. Ya hemos echado cuentas y no nos salen, pero da igual, porque hace sol, porque hay cerveza, porque estamos vivos y paseamos y nos ven y vemos, hasta ese que da vueltas en el coche que no pagó , para poderlo aparcar en primera fila. Los bañistas se frotan la cabeza, efectos adversos del agua fría, que crea tentaciones de pensar y darle al tarro, pero no hay que alarmarse, porque solo es salir y mirar para arriba y darles el sol en plena cara, que ya empiezan a saludar , con la mano puesta de visera y la otra de bisagra, que en Cádiz somos muy saludones, muy ufanos y fiesteros y el uno de mayo , empaquetado en mitá de semana , es de todo menos desaprovechable, siempre que haya sol y ganas en los pies, de pasearte.

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