viernes, 19 de abril de 2013

MUJERES


              Alicia se va a los Jereles porque se ha hartado de frío y lluvia. La Noci está en paradero castellano, extrañando los azahares que invocan al dios de la aromática, al ritmo de Polars Bears. La vida no se detiene , ante nada , ni nadie y esta mañana de primavera exultante, me ha regalado el olor a adobo que mi madre hacía en su antigua cocina, en barreños enormes, aguados por ese hito que es renovarse y renovar.                                       Las mujeres de mi vida, me acunan los recuerdos, me mecen en la tormenta y me llevan a lugares donde nada me hace daño y solo envejezco.                                                                                                        Envejecer es un trasiego incomodo que no me gusta , pero que me dilata la conciencia huidiza, a rincones perfectamente familiares, donde ya nada existe , pero todo se te hace presente por pura magia.                                                                                                     El adobo de mi madre , reviene solo a la vuelta del colegio de los niños, su voz joven, su sonrisa, nunca risa, me hilvanan con mi hija , con su paso firme, como si pisoteara malvas y su risa carcajeante, casi nunca sonrisa.                                                                                                                                                          Esas cocinas de mujeres, cocinas devoradoras de secretos, mujeres que no corrilleaban , porque  tejían, cosían e hilvanaban , vidas pasadas y futuras, de mecedoras llenas, despachos ausentes, cómodas de fotografías repletas, con marcos de plata de la boda de la madre, bajo el cristal donde se exponía la belleza juvenil de la abuela, sobre el ganchillo de tapete, de las incertidumbres diarias.                                                                                         Son mujeres, siempre mujeres las que me acogen, las que se entregan, las que sufren y las que penan…Siempre mujeres, niñas avejentadas, mocitas tiernas, en sillitas, en tenderetes , en palcos y en ferias. Mujeres que trabajan y llevan dos casas a cuestas, caracolas de colores que enrojecen mejillas y que lacran juventud y vida , para que los suyos prosperen. Jóvenes que andábamos a la playa victoria en autobuses urbanos temiendo que nos cogieran el culo y ahora matronas sentadas en la vida, aposentadas con muslos famélicos de aires de vestalidad que las monjas obligaban , con leotardos marrones , rematados en zapatos gorilas.                                                                               Alicia se va con su bicicleta recién comprada y su baño diario de mar a los Jereles. La Noci, vive una segunda vida en los ojos azules de Elvira y se imagina un mundo mejor para ella, a pie de enrocadas calles, sin olvidar lo que dejó, los que dejó, los mayores de edad que ya no son más que piezas sueltas, desmembradas de un puzzle que tejió nuestro útero y que ahora andan a dos piernas, separados, pero presentes en nuestra vida , que se cocina a fuego lento, adobada letanía, de mujeres… Siempre mujeres, que conformamos futuro, madres que parimos, madres que esperan ser madres, niñas que esperan ser hijas, palomas sin rejas impuestas, ni zapatos gorilas, con sandalias y pelo suelto, de la mano de matronas alicaídas, porque el tiempo se les escurre de las manos y no puede adobarle una pizca de su vida.

3 comentarios:

  1. Hermoso y evocador texto. Mujeres que nos hicieron mujeres.
    Sólo, si me permites, una interrogación. ¿Mujeres que eligieron lo que querían ser?
    Personalmente, me gusta pertenecer a la primera generación de mujeres que pudo elegir. Y elegimos.

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  2. Eres como los grandes de la literatura y te lo explico... cuando leo a alguien que me gusta( y te aseguro que tengo buen gusto para lo que leo) algunas veces, dejo la lectura a medias, porque me pica la yema de los dedos, que es el signo externo de que me he contagiado del virus y empiezo a teclear, para intentar quitarme la comezón...Tu comentario , me ha hecho ese efecto, porque, gracias a ti, he pensado en ellas, en las que creemos que no eligieron y me he dado cuenta de que el artículo se ha quedado a medias...Me pican de nuevo los dedos...

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    1. Se me pasó decirte cuánto me gustan las fotos que acompañan al texto

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