domingo, 31 de marzo de 2013

SUERTE


Una tarde terrible, de lluvias y vientos, buscando una amapola para que los niños la agitaran , para festejar en el colegio el día de Andalucía, recorrimos media ciudad, sin conseguir encontrar nada que se le pareciera y que fuera de plástico.                                                                                                   Cuando ya desistíamos y volvíamos con las manos vacías, topamos con una tiendecita de chino , que, en la puerta, tenía botes de plástico llenos de flores de muchos colores y tamaños.
-Coge una que sea roja y se le parezca y ya está- le dije malamente al padre de mi prole, porque estaba cansada de los caprichos de la señorita , de las tonterías en general y porque tenía frio y quería volver al calor del hogar.
Al rato, se asoma a la puerta y me dice
-Ven …que te va a gustar una cosa
 Estábamos mal aparcados, pero no se veía a nadie, el paseo marítimo estaba vacío, la luna ya plateaba y hacía tanto frío , que el pobre asiático, ataviado con la mejor de sus sonrisas esperaba en la puerta , con carámbanos cayéndole de su afilada nariz.
 Entre sin ganas para ver un estilizado buda, pletórico de santidad, que mi pareja me enseñaba con una sonrisa, impostada en la cara, de Heidi cuando veía a Pedro.
Vi a la pareja del asiático, tan mayor como él, ancianos ambos sonrientes y con ganas de vender lo que fuera…
- Cómpralo -le dije, sin ganas
- Dicen que da mucha suerte, aseguró mi pareja, sonriente
 Y los ancianos asentían y uniendo ambas manos veneraban al Budita, inclinándose hacia delante.
 Yéndome y viendo esa paupérrima tienda, que hacia escasos minutos antes , de que entrase mi pareja, estaba desierta y casi a oscuras, con dos ancianos que debían estar en cualquier sitio menos trabajando muertos de frío, consentí, suspirando…
- Al menos se la dará a ellos , que verán algo de ingreso en esta noche de perros
 A la seño no  le gustó la amapola de los chinos , porque no era amapola , sino clavellina y grande , a más no poder, y la devolvió, antes del día de Andalucía,  con la misma malaje que hace con casi todo, sin que yo entendiese , cómo narices , en el patio de un colegio, llevadas por unos niños de seis años, gritando “amapola, amapolita, ¿quieres casarte conmigo?”, entre las manos, se podía identificar,  que aquel florón, no era la susodicha amapola.
Ayer saliendo de la ciudad , me aparto , por instinto , de un obstáculo que no veía, porque otros coches que van delante se apartan, en la misma rotonda,  bajo el puente, donde los rumanos hacen vida diaria, aseándose como las ratas ,  que viven allí , con ellos , en las aguas del río que vio caer grandes imperios y llevar oro a espuertas hasta la torre sevillana, que no devolvía nada.
En esa salida multitudinaria, de fiesta, habiendo buen tiempo y sol , que lo había mansalva, escabechados todos por coger mata de olla para llegar primeros,  un centenario abuelete, delgado como una raspa de pescado, subido a lomos de una bicicleta tan onírica como él, descansaba tranquilamente , en el quicio expuesto de esa rotonda, con los coches apretándole las caderas.
-Suerte las hay y de muchas clases , pensé , sonriendo, pero no siempre nos tiene que tocar a nosotros…a veces , nos basta con verla.

2 comentarios:

  1. A veces también nos pasa que, estamos tan acostumbrado a tener la suerte de nuestra parte que no sabemos apreciarla.
    Bonita la entrada y el floreado.
    Hasta ahora creía, no sé por qué, que malaje era masculino, siempre se aprende algo.

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