jueves, 31 de enero de 2013

FAMÉLICO Y ESQUIVO


Un perro vagabundo llevando un trozo de pan en la boca es la metáfora perfecta de lo que andamos viviendo. En la panadería está mañana no había bollos industriales, ni tampoco patatas fritas, de esos que compramos las malas madres cuando nuestros niños los piden, para el desayuno del colegio. No los había, porque las dos mini empresas que los suministraban, han quebrado, han caído en la cuneta de no poder pagar más, de no poder abaratar más los precios, yéndose a la temida ruina.                                                Estamos cayendo todos, hasta el perro del mendrugo duro, atrincado en las fauces secas, hasta el emigrante, rara avis, ya, en estos tiempos, que vaciaba su saca para ganarse unos centavos, con el paseante oficio del buzoneo. No hay arte ni parte en buscarse la vida en la cola de parados, ni en manifestarse para que no te oigan, ni pensar en Urdangarines o Barcenas. No hay arte, porque se nos han secado las lagrimas y las panderetas están, todas, rotas. Dicen los del lado oscuro de la fuerza que hay que apretar más la reforma laboral, creemos que por el lado del desempleo, pero mejor sería ponernos en el precipicio donde los espartanos sacrificaban a los recién nacidos que no servían para el combate y decirnos que diéramos un paso al frente, sin mirar hacia abajo. Mientras , hay quien envidia los úteros somnolientos, quien se atreve , desde un centro de salud a decir tú sí y tú no, dispensando conciencias, conciencias que en este país están llenas de miseria, de gente que clama y no es escuchada y gente que maldice en arameo , porque otros los envenenan y aplastan, para mayor cachondeo. Ahora se pacta y se llega a acuerdos, acuerdos que marcan voluntades, voluntad de urnas, de votos que se van volando , porque nada nos ilusiona y todo escama. Los grandes corruptos, como los dinosaurios, están en el punto de mira, pero tememos que faltarán miles de años para que se dé su extinción y que , mientras, como aquellos , éstos se harán más y más grandes, más y más voraces, fagocitándose unos a otros, ramificándose como la escoria que son. Cuando un perro famélico sonríe por un bocado de pan duro, cuando a tu vecino lo desahucian o no puedes pagar la luz, el mundo se desmorona por entero, los cadáveres sirios emergen de las aguas estancadas, los jóvenes brasileños se abrasan en las llamas de la incompetencia , la justicia barrunta y las folklóricas esperan, con cara de compungidas, que pase el temporal para volver a hacer galas, para vender en el “Hola” el suplicio y contarlo en grandes titulares , que compraremos y veremos en las telebasuras, pan y circo, que nos dan a mansalva para que calmemos el hambre de justicia y la sed de verdades. Estamos cayendo todos, pero no nos damos cuenta, en nuestras pequeñas parcelas acotadas , en el olvido, de taparnos los ojos como el caballo del picador para no ver nada, para no tener miedo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario